viernes, 29 de marzo de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 8- El hospital contaminado.
Eran cerca de las 11 de la mañana, me habían llevado un par de cadáveres para realizarles la autopsia, nada sobrenatural. William entró, como de costumbre, se trataba de un nuevo caso.
-¡Doctora es hora de divertirse afuera!- exclamó.
-Sí, espera solo tengo que- me interrumpió.
-No, ya es hora de irse- dijo.
Salimos rápido hacia su auto, nos subimos.
-Un hospital, nos llamaron, desde las 6 de la mañana han muerto personas- dijo.
-Es un hospital, si al paciente no le hace efecto la medicina o está muy débil se muere- dije.
-Es distinto, no se trata de que hayan muerto de causas naturales.
-Bueno, haré lo que pueda, pero en los hospitales tienen médicos que se dedican especialmente a eso, mi profesión es para estar en la morgue- sonreí.
William me miró y sonrió también.
Llegamos al hospital y entramos, fuimos con la recepcionista.
-Hola, somos los detectives que mandaron llamar- dijo William.
-Por aquí por favor- dijo la recepcionista.
Nos llevó a la oficina de la trabajadora social, enseguida nos atendió.
-Por favor siéntense, mi nombre es Lucy Holligan soy la trabajadora social del hospital- dijo.
-Gracias señorita Holligan, soy el detective Nicholls y ella es mi compañera la doctora Grey- dijo William.
-¿Doctora? Nosotros tenemos doctores, no era necesario que viniera- dijo volteando a verme.
-Si lo era, si son asesinatos ella es la que revisará los cuerpos- dijo William.
-Bueno, hoy en la mañana murió el primer paciente, Roger Johnson, tenía 71 años de edad, ingresó al hospital por una pulmonía, se la trataron y respondió bien al medicamento, en dos días lo darían de alta pero, bueno, ya será posible; después de una hora murió el segundo paciente, Amalia Cross, tenía 45 años de edad, ingresó al hospital por una úlcera gástrica, se estaba tratando; una hora más tarde murió el tercer paciente, Craig Nicholls, tenía 54 años de edad, ingresó- William la interrumpió.
-¿Craig Nicholls?- preguntó.
-Sí, ingresó al hospital por un- William volvió a interrumpirla.
-Un derrame cerebral- dijo.
La trabajadora social volteó a verlo, yo hice lo mismo, William bajó la cabeza.
-¿Qué pasó después?- preguntó fríamente.
-Después de morir el señor Nicholls, una hora más tarde murió el cuarto paciente y hasta ahora el último, Peter Foster, tenía 24 años de edad, ingresó por una caída de las escaleras, se rompió el tobillo, el cuello y se dislocó el hombro.
-Muy bien, revisaré los cuerpos- dije.
-Los doctores están haciendo eso- dijo la trabajadora social.
-Ninguno de los pacientes ingresó al hospital por causas similares, es obvio que son asesinatos, así que ¿a dónde voy para revisarlos?- dije.
La trabajadora social se levantó, William también y nos llevó a la sala donde estaban los cuerpos, William no quiso entrar, se quedó afuera.
-Doctor Parker ella es la forense de la policía, quiere revisar los cuerpos- dijo.
-Ya me estoy encargando, en unos minutos le daré el informe de la autopsia- lo interrumpí.
-Son víctimas de homicidios, así que a mí me corresponde hacer la autopsia- dije.
-Eran pacientes del hospital, yo tengo que hacerla- insistió.
-¿Es forense?- pregunté.
-Eso no tiene que ver, a mí me ordenaron hacer las autopsias- respondió.
-Sí tiene que ver, nos llevaremos los cuerpos a la morgue y ahí los revisaré- dije.
Una enfermera entró de inmediato y habló con la trabajadora social.
-Otro muerto- dijo la trabajadora social.
Fuimos rápidamente a la habitación del paciente, entramos y me acerqué, el doctor Parker hizo lo mismo.
-Es la quinta víctima, creo que si me corresponderá a mí llevar el caso- dije.
El doctor Parker me miró sorprendido, se alejó hasta quedar cerca de la puerta, yo comencé a revisar.
-Esta chica tenía cáncer, no muy avanzado pero lo tenía- dije- bien preparen los cinco cuerpos y llévenlos a la morgue.
Salimos de ahí y comenzaron a preparar los cuerpos, incluso los que el doctor ya había revisado, bajamos por las escaleras y la trabajadora social protestó.
-No se pueden llevar los cuerpos- dijo.
-Sí podemos, son asesinatos en serie y esos casos le corresponden a mí compañera- dijo William.
No fuimos enseguida, William iba callado en el auto, no quiso ir conmigo al laboratorio, se quedó afuera sentado, pensando. Yo analicé los cuerpos, Matt me ayudo, eran cinco cuerpos y podría ser que en menos de una hora volviera a morir alguien. Terminamos y salí a hablarle a William.
-Asfixia, les suministraron gas- dije.
William no dijo nada.
-¿Qué pasa? Tú no eres así.
-La tercer víctima era mi padre- soltó el llanto.
Me senté junto a él y lo abrace, no sabía que decirle solo lo abrace.
-Mi madre ya me llamó, el hospital le avisó, le dije que el cuerpo de papá estaba aquí, va a venir- dijo.
-Está bien, los dejaré a solas- dije.
-No, no, tienes que trabajar, además corremos el riesgo de que vuelva a morir alguien- se secó las lágrimas y volvió a abrazarme.
-Iré al hospital, revisaré todas las habitaciones, tú quédate con tu mamá- me separé de él.
Salí de la morgue y me dirigí al hospital, pase por todos los pisos pero no había nada raro, observé bien donde podía pero no había nada. Me dirigí a la oficina de la trabajadora social y pude ver que estaba con el doctor Parker, besándose, abrazándose, entré rápidamente.
-Me gustaría ver las habitaciones de los pacientes fallecidos- dije.
Ambos dieron un salto y se separaron, comenzaron a arreglarse su ropa y el cabello.
-¿Para qué?- preguntó la trabajadora social.
-Murieron de asfixia, les suministraron un gas pero no por la nariz, fue en el suero, puede ser que vuelva a atacar tenemos que salvar a los pacientes.
Los dos se voltearon a ver entre sí, yo los miré fijamente, voltearon a verme y se me acercaron, de repente la trabajadora social me dio un golpe y me tomaron de los brazos.
Desperté y estaba atada a una silla en un cuarto con poca iluminación, tenía la boca tapada con cinta, no podía gritar. El doctor y la trabajadora social entraron.
-Doctora Grey ¿cómo durmió?- preguntó el doctor.
Lo miré con odio.
-Tranquila, soy un fan suyo, he ido a sus conferencias en la universidad, usted es muy buena- sonrió- sabía que si asesinaba a alguien la atraería, cuando la vi no lo podía creer, me dio miedo por eso no quise darle los cuerpos pero bueno, ya los tiene y yo la tengo a usted, nadie sabrá que le pasó, solo nosotros y claro que lo negaremos todo- rio.
Lo continué viendo con odio, no podía hacer nada.
-¿Prefiere sufrir o morir rápido?- preguntó- aunque antes yo la disfrutaré, usted es joven y hermosa, me encanta de cierta manera, aunque su belleza no la salvará.
Se acercó a mí y comenzó a recorrer mi cuerpo con sus dedos, después se acercó a mi cabeza y comenzó a oler mi cabello.
-No sabe cuánto desee este momento- respiró fuerte y tomó mi cabello entre sus manos- oler su sedoso cabello, tenerla así como está.
Llevo sus manos a mis hombros, los frotó y después acercó su rostro a mi cuello y lo besó.
-Su compañero el detective debe de seguir llorando por la muerte de su padre, no vendrá a rescatarla- rio.
Se alejó y tomó un bisturí, caminó alrededor de mí, hablaba consigo mismo, de repente la puerta se abrió de un golpe y entró William con una pistola apuntando al doctor.
-Suéltala- dijo.
-Pensé que seguiría con su padre, por cierto ¿cómo está?- dijo sarcásticamente.
William se acercó a él sin dejar de apuntarle con la pistola.
-Me dijo que le gustaría verlo tras las rejas a usted- sonrió.
El doctor soltó el bisturí y así William lo esposo, unos cuantos policías entraron, uno de ellos esposo a la trabajadora social y otro me ayudo a desatar. Se los llevaron y William y yo salimos del hospital.
-¿Cómo está tu mamá?- pregunté.
-Bien, se quedó con Matt platicando- sonrió.
-Me alegro, oye lo siento mucho, no sabía que decirte y- me interrumpió.
-No hay problema, tu abrazo fue el mejor consuelo que encontré, gracias- sonrió de nuevo.

Un caso de amor.


Capítulo 7- El representante.
Íbamos a un edificio que se encontraba al norte de la ciudad, un cuerpo había aparecido. Llegamos y bajamos del auto.
-¿Qué hay?- preguntó William.
-Un señor, el intendente del edificio salió temprano a sacar la basura y lo encontró- dijo un policía.
Caminé hacia donde estaba el cuerpo, lo voltee y reconocí la cara, William observaba detrás de mí.
-¿Acaso es?- preguntó.
-Lucas Kanon- respondí- sí, oí que había llegado a la ciudad, llévenlo a la morgue.
Transportaron el cuerpo, William y yo fuimos para allá, mi compañero hizo unas llamadas, no le tomé importancia.
Llegamos a la morgue y él se fue a su oficina, yo a mi laboratorio. Matt tenía todo listo, como siempre; comencé la autopsia.
William llegó después.
-¿Qué tienes?
-Murió por una herida en la espalda, atravesó el corazón y así murió.
-Bueno, los editores están aquí, vamos.
Fuimos a la oficina de William, nos esperaban los editores muy impactados.
-Buenas tardes- miró el reloj William- soy el detective Nicholls y ella es mi compañera la doctora Grey.
-Buenas tardes- dijo un señor- entonces, ¿muerto?
-Así es, ¿señor?
-Conrad, soy el editor del señor Kanon, ella es la editora, la señorita Holly y el representante, el señor Jones- dijo.
-Bueno, sí el señor Kanon está muerto, lo encontró el intendente de un edificio hoy por la mañana- dijo William.
-Ayer quedamos para cenar pero nunca llegó, pensamos que se quedó dormido o algo pero hoy en la mañana fuimos a su habitación y no estaba, lo buscamos y bueno, ustedes nos llamaron- dijo.
-¿Qué hacía aquí el señor Kanon?- preguntó William.
-Está de gira, por todo el mundo, ayer nos tocó aquí y mañana en Francia- respondió.
-Bueno, investigaremos el caso, si pueden avisarles a sus familiares que vengan lo antes posible para reconocer el cadáver- dijo William.
Se levantaron de sus asientos y se fueron, William se quedó pensativo.
-Era un gran escritor- dijo- doctora misterio vamos al hotel en el que están hospedados.
Se levantó y salió de la oficina, lo seguí sin decir una palabra.
Llegamos al hotel, entramos a una sala amplia, el piso era de mármol, las paredes brillaban, habían cuadros, unos sillones amplios con una mesa de centro, fuimos directo a la recepción.
-Hola, ¿cómo se encuentran?, ¿habitación doble?- preguntó la recepcionista.
-Soy el detective Nicholls y ella es mi compañera la doctora Grey, estamos investigando un homicidio, ¿podría cooperar?- dijo William.
-Claro, ¿qué necesitan?- dijo.
-El escritor Lucas Kanon se está hospedando aquí, ¿cierto?
-Sí, hoy se irían pero volvieron a pagar otra noche.
-Bueno es que el señor Kanon murió, lo asesinaron.
-Entiendo.
-¿De casualidad usted vio algo ayer?
-Ellos se registraron conmigo pero a las 5 comienza otro turno y no supe nada de ellos.
-¿Podemos hablar con la recepcionista que estuvo a esa hora?
-Sí, les escribiré su dirección, permítanme.
La joven se fue y buscó, escribió en un papel pequeño.
-Aquí tienen- dijo.
-Gracias- dijo William.
Salimos y fuimos directo a la dirección de la otra recepcionista. Vivía en un edificio, subimos a su departamento, tocamos la puerta y abrió.
-¿Sí?- preguntó.
-Hola, soy el detective Nicholls y ella es mi compañera la doctora Grey, ¿podemos hacerle unas preguntas?
-Claro, pasen.
Pasamos y nos sentamos en la sala.
-Muy bien, señorita, ayer ¿qué pasó con el señor Kanon?- preguntó William.
-¿El escritor? Pidieron un auto que llego por ellos a las 6:30, irían a la firma de autógrafos.
-¿Y después qué pasó?
-Llegaron todos juntos como a las 8:30, a las 9:30 llegó un auto y se fueron dos de ellos, después tuve que ir a reparar unas cosas pero cuando regresé ya no vi que nadie de ellos saliera.
-El señor Kanon está muerto, necesitamos encontrar a su asesino, ¿recuerdas alguna otra cosa?
La joven pensó por un momento largo, por fin habló.
-Regresaron como a las 11:30, solo vi a los señores que primero se fueron y a un joven, el señor Kanon no iba con ellos.
William y yo nos volteamos a ver.
-Bueno- volteó a ver a la joven- muchas gracias, si recuerdas algo que no nos hayas dicho por favor avísanos.
Nos acompañó a la puerta y nos fuimos. Regresamos a la morgue, William entró conmigo al laboratorio.
-¿Ahora qué?- pregunté.
-No lo sé, el señor Kanon no fue a la cena y no sabemos si se quedó en el hotel, en esas horas fue cuando lo mataron porque ya nadie lo vio.
Examiné mejor el cuerpo, encontré rastros de metal en la herida, no eran de un cuchillo o de una navaja.
-Metal, eso fue lo que atravesó su pecho, no fue un cuchillo o una navaja, era un metal filoso, como el tubo roto de unas escaleras- dije.
-Hay muchas escaleras de ese material- dijo William.
Observé por completo el cuerpo.
-No tiene marcas o golpes, no se defendió o se resistió, conocía a su asesino.
-Entonces tenemos que saber que miembro de su equipo fue, los editores estaban en el restaurante, las demás personas también, excepto- volteó a verme, yo lo miré también.
-El representante- dijimos.
Salimos rápido hacia el hotel, la recepcionista de la tarde-noche estaba en su lugar.
-Hola- dijo William al acercarse.
-Detectives, los reconocí- dijo.
-¿Nos podría mostrar las escaleras del hotel?
-Sí, claro, acompáñenme.
La seguimos, nos llevó a una puerta que abrió con facilidad, no tenía seguro ni nada puesto, estaba en la parte trasera del hotel, entramos y subimos, llevaba una lámpara especial que ilumina la sangre que aparentemente está limpia.
-¿Qué hace?- preguntó la joven.
-No lo sé, ella es la lista aquí no yo- rio William.
Subimos cuidadosamente las escaleras hasta llegar a una parte donde un tubo estaba suelto, iluminé la punta y ahí estaba, la marca de sangre.
-Aquí fue donde cayó, está la sangre- dije.
-Bien, vamos a hablar con el representante- dijo William.
La joven nos dijo el número de habitación del señor Jones, tocamos la puerta y abrió, al vernos se sorprendió y nos dejó pasar.
-Detective, doctora, ¿qué les trae aquí? Pensé que todo se lo avisarían al señor Conrad- dijo.
-Estamos haciendo un interrogatorio individual- dijo William.
-Bueno, entonces díganme.                                                           
-Los editores se fueron al restaurante, usted no se fue con ellos, ¿con quién se fue?
El rostro del joven cambio enseguida, comenzó a mover sus piernas y a tocarse sus manos, estaba nervioso.
-Solo, me tardé en arreglar- rio.
-Ah, ¿vio al señor Kanon?
-No, no lo vi- sus piernas y manos comenzaron a moverse más rápido.
-¿Se siente bien?- pregunté.
-Sí, es que- se detuvo- no me he sentido bien últimamente.
-Entonces no vio al señor Kanon- dijo William.
-No, para nada.
-¿A qué hora llegó a la cena?
-Como a las 10:30
-¿Por qué tan tarde?
-Le digo que me tardé arreglando, tomé un taxi pero tardaban mucho- comenzó a titubear.
-¿Nos dice la verdad o es un invento?- pregunté.
-Es que- se detuvo- es que.
-¿Qué pasa señor Jones?- preguntó William.
-Quiero un abogado- dijo.
Lo llevamos a la sala de interrogación, los editores nos acompañaron y vieron por el vidrio junto conmigo.
-Aquí está su abogado, ahora respóndame, ¿qué pasó señor Jones, por qué demoró tanto?- preguntó William.
-Me tardé en arreglar ya lo dije.
-Usted sigue estando nervioso, responda con la verdad.
Soltó un llanto de dolor, llevó sus manos a su cara y lloró y gritó.
-No quise hacerlo, era un hombre sorprendente, estudio letras y le había contado a él pero me dijo que no sería un buen escritor, que no tenía talento, en todo lo que llevábamos en la gira se la paso diciéndome eso, no lo soporté, así que lo llevé a las escaleras, lo amenacé y lo empuje y se le enterró ese fierro- lloró más fuerte- no quería hacerlo pero ya lo había hecho, lo quité y salí por la salida de emergencia, lo llevé a ese edificio, estaba solo y ahí lo deje, pero no quería hacerlo, de verdad.
-Bien, lo procesaremos a la cárcel- dijo William.
Salió de la sala, los editores voltearon a verlo.
-No sabíamos nada de eso, entre Kanon y Jones había mucha privacidad, siempre estaban juntos, nunca me imaginé- suspiró el señor Conrad.
-No se preocupe, le hicimos justicia a su amigo- dijo William.
Nos fuimos a nuestra casa, la familia reconoció el cuerpo y se los dimos, al llegar nuestra vecina, la señora Morrison, salió de su departamento, abrí la puerta y se acercó a mí.
-Lyla, tengo que decirte algo- dijo.
William entró y yo salí.
-Hace dos meses aproximadamente, llegué del mercado y habían dos hombres afuera de tu casa, la observaban solo eso, pero, hace unas semanas, después de eso, escuché que alguien estaba afuera de tu casa, vi por la puerta y estaba metiendo un sobre- dijo.
-¿Y qué pasa con eso?
-Hoy en la tarde, salí a regar las plantas y vi a dos hombres, igual que los otros, intentaban entrar pero me vieron y se fueron rápido.
Me quedé pensando.
-Debe de ser tu trabajo, tratas con asesinos, ten cuidado Lyla- dijo.
-No se preocupe, tendré cuidado.
Entré a mi casa, William estaba en su habitación, me fui directo a la mía y me encerré.

Un caso de amor.


Capítulo 6- El día libre.
Después de resolver algunos casos el jefe nos dio el día libre, era viernes y aproveché en ir a comprar unos libros, William quiso acompañarme.
-Ya tienes muchos libros ¿por qué más?- preguntó.
-Los necesito, doy conferencias en las universidades y me han invitado a universidades de otros países- respondí.
-¿De verdad? Me alegro por ti- sonrió.
-Pero no iré, trabajo para el servicio especial de Inglaterra no puedo ausentarme.
Llegamos a la librería, entramos y caminé directo a la sección de libros de medicina.
-¿Entonces para qué quieres los libros?- preguntó William.
-Para mis conferencias- respondí.
Tome algunos libros, muchos de ellos eran de biología y química, cuide que William no lo notara.
-Buscaré un libro- dijo.
Se alejó, saqué el celular y llame a Christine, tenía la intención de ir a comer al restaurante en el que trabajaba.
-¿Hola?- dijo Christine al contestar.
-Christine, tengo el día libre y pensé en ir a comer a tu restaurante.
-Me parece bien, salgo a las 4, después de comer podemos ir a dar una vuelta- rio.
-Sé a qué te refieres, William irá conmigo.
-Eso es aún mejor, ¿es una cita?
-¿Qué? No, no, solo somos amigos, ya te lo he dicho.
Sentí como William se acercaba hasta que llegó en frente de mí.
-Te veo en el restaurante, adiós- colgué.
-¿Quién era?- preguntó.
-Christine, iré a comer a su restaurante- respondí.
-Que bien- sonrió.
-Oye, me preguntaba si- me detuve, el volteó a verme, sentí un nudo en la garganta pero al fin continué- me preguntaba si, hm, ¿quieres ir a comer conmigo?- suspiré.
William se sorprendió, soltó una risa y se frotó el cabello.
-¿Es una cita?- preguntó.
-¿Qué? No, no, solo una comida normal, como amigos- me interrumpió.
-Si fuera una comida normal, como amigos, no lo preguntarías con nervios- se acercó un poco más a mí.
-¿Nervios? No estoy nerviosa, solo responde- suspiré.
-Si es una comida normal, como amigos, no, pero si es una cita, si- sonrió.
Lo miré fijamente a los ojos, ninguno de los dos desviamos la mirada, contemplé a aquel compañero mío, su cabello negro, ondulado, su boca que dibujaba una dulce sonrisa, sus manos sostenían un libro y por último sus ojos color celeste, tenían un brillo especial.
-¿Entonces, comida normal o cita?- preguntó.
-Compraré esto- dije.
Caminé a la caja, él iba detrás, se detuvo a observar los libros que estaba comprando, después el pago el libro que llevaba, salimos y nos subimos a su auto.
-Supongo que la invitación era para una comida normal- dijo.
No respondí, miraba hacia otro lado, sentía vergüenza.
-Pero está bien, iré, aunque sea una comida normal- dijo.
Continué mirando hacia otro lado.
-¿Por qué compraste libros de biología y química?- preguntó.
-Eh, no, claro que no- voltee a verlo.
-Sí, yo vi que los compraste.
-Estas confundiéndolos, ¿para qué compraría esos libros?
Detuvo el auto, tomó la bolsa de mis libros y sacó los dos libros.
-Tú dime- sonrió.
-Bien, tú ganas, obtuve una beca para estudiar bioquímica.
-¿Es enserio? Vaya, te gusta estudiar.
-Me ayudará mucho en el trabajo, le dije al jefe que mis clases serán en sábado y como es para beneficiar a ustedes los policías aceptó.
-Pues me alegro, cada día me sorprendes más- se detuvo, me miró y sonrió- ¿a qué hora iremos a comer?
-A las 3.
-Bien, ¿qué quieres hacer mientras?
Estábamos cerca de un parque, bajamos y nos sentamos en una banca libre.
-Recuerdo cuando era niño- sonrió- jugar en el parque y tener amigos y enemigos- suspiró.
-Yo nunca lo hice.
-¿Por qué?
-Bueno, no me gustaban esas cosas.
-Eras la niña rara, yo era muy amigable, quería ser bombero pero a los 16 años me di cuenta que me gustaba hacer otras cosas- rio.
-¿Atrapar a los malos?
-Sí, pero mis padres me obligaron a estudiar la universidad.
-¿Y qué estudiaste?
Suspiró y miró hacia el cielo.
-Entré a la escuela militar- dijo después de unos segundos- fui a la guerra muy joven, a veces sueño que estoy ahí.
-Un maestro mío fue también, como médico.
No dijo nada, solo observaba el cielo.
-Jamás olvidaré la guerra- dijo al fin- solo controlo mis recuerdos- sonrió y volteó a verme- no sé nada de ti, yo te he contado varias cosas de mí.
-¿Qué quieres saber?
-¿Tus padres? ¿Tienes hermanos? ¿Más amigos?
Suspiré y clave mi mirada al piso.
-Mis padres murieron cuando tenía 10 años, tengo una hermana mayor y sólo he tenido dos amigas- suspiré.
-¿Christine y Kate?- preguntó temeroso.
-Sí, solo ellas.
-Oye lamento lo de tus padres.
-Fue hace mucho tiempo, no tienes por qué lamentarte.
Me miró sin decir una palabra.
-Mi hermana vive en España, su esposo es español y tienen un hijo.
-Vaya, eres tía, nunca lo imaginé.
-Hablemos de otra cosa.
William suspiró, yo seguía teniendo los ojos en el suelo; al ver que no dijo nada me levanté, el hizo lo mismo y fuimos al auto.
Llegó la hora de ir a comer, el restaurante era grande, no era muy lujoso pero lucía muy bien, ordenamos y al instante trajeron las bebidas, la comida era buena, por fin Christine apareció, nosotros solo la esperábamos.
-Entonces chicos ¿a dónde quieren ir a divertirse?- preguntó.
-¿Divertirnos?- preguntó William.
-Sí, vamos a cambiarnos y nos vamos a un bar ¿les parece?- dijo Christine.
-A mí me encanta la idea- dijo William.
Ambos me voltearon a ver, los miré y sonreían.
-Bien, bien, vamos a un bar.
Christine fue a la casa, ahí nos arreglamos, me ayudó a vestir, me maquillo, me peino e hizo muchas otras cosas. William terminó rápido de arreglarse, no esperaba en la sala. Eran las 7 y por fin Christine había terminado de arreglarme, abrió la puerta de mi habitación y salimos, William nos miró de reojo y rápido volteó por completo.
-Vaya, doctora, usted se ve- suspiró- usted se ve.
-Calma Will, no te trabes- dijo Christine.
Me sentí incómoda al ver la reacción de William, vestía como nunca antes me había visto: un vestido de color negro, pegado que no tenía tirantes y terminaba algunos centímetros arriba de las rodillas, tacones del mismo color, una gabardina que nunca había usado, era corta, aunque estaba poco más larga que el vestido. William se levantó y se acercó a nosotras.
-Entonces ¿ya nos vamos?- preguntó, me miraba y una sonrisa se dibujó en su rostro.
-Sí, vámonos- dijo Christine.
El bar estaba lleno, había música a un alto volumen, llegamos directo a la barra, pedimos una botella y comenzamos a beber.
-Entonces ¿eres detective?- preguntó Christine viendo a William.
-Sí, ¿tú eres chef?
-Sí, siempre tuve ese don, me encanta cocinar- sonrió.
-Tu novio debe de ser feliz- rio William.
-Lo es, en una semana llega, se retrasó un poco.
-¿De dónde viene?
-Francia, lo conocí mientras estudiaba allá.
William y Christine platicaron un largo rato, yo solo observaba el lugar, nunca había entrado a un lugar parecido. La música subió aún más el volumen, todos se pararon a bailar y Christine y William no fueron la excepción, bailaban en pareja y disfrutaban el momento, yo solo los miraba. De pronto un muchacho se sentó junto a mí.
-Hola, me llamo Luke- dijo.
-Hola- dije.
-¿Cómo te llamas tú?
-Lyla.
-Lyla, ¿te gustaría bailar?- sonrió.
-Lo siento pero no sé cómo hacerlo.
-Yo te enseño- se levantó, me tomó de la mano y me jaló.
Fuimos a la pista, no muy lejos de dónde estaban Christine y William. La música cambio de ritmo.
-Ahora es lenta- dije.
-Sí, mi preferida- dijo él.
Me tomó de la cintura y me acercó a él, tomó mis manos y las puso encima de sus hombros, comenzó a guiarme, nos movíamos de un lado a otro. Acercó más mi cuerpo al de él y me abrazo.
-Dime Lyla- susurró a mi oído- ¿a qué te dedicas?
-Soy médico forense- respondí.
-¡Oh! Que interesante, vivir entre muertos- rio.
-Es mejor que estar rodeada de gente viva- dije.
-¿Por qué?
-Porque la gente nunca se calla.
Comenzó a bajar sus manos hacia mi trasero.
-¿Crees que es mejor el lenguaje corporal?- sonrió.
William y Christine se acercaron de prisa.
-Oye, oye, ¿qué le haces?- dijo William.
Luke me soltó.
-No sabía que tenías novio- dijo- como estaba bailando con la otra chica pensé que- William lo interrumpió.
-Pues pensaste mal, ella es solo una amiga y a mi novia no le gusta bailar.
Luke se fue de inmediato, Christine nos miró a ambos, William siguió con la vista a Luke, yo me fui hacia la barra. Ambos me siguieron.
-¿Qué hacía ese tipo?- preguntó William.
-Coquetear, no era necesario que le dijeras eso, no somos novios- respondí.
-Pero se estaba propasando- dijo William.
-Y yo se me defender- dije.
-Oigan chicos, no se enojen, mejor quedémonos aquí y- ambos interrumpimos a Christine.
-¡Tienes razón!- ambos nos sentamos.
Christine comenzó a platicar, William y yo la oíamos y le contestábamos, pero sin mirarnos.
-Vamos chicos, ¿pueden dejar de comportarse como unos niños?- dijo Christine.
-Yo no me comporto como una niña- dije.
-Ni yo- dijo William.
-Entonces disfrutemos la noche, los tres- Christine nos tomó una mano a cada quien y las acercó.
William tomó mi mano y sonrió, hice lo mismo, Christine rio.
-¡Otra botella!- exclamó.
Después de una larga y divertida conversación nos fuimos de ahí, William se ofreció a llevar a Christine a su casa.
-Bueno es aquí- dijo Christine- gracias por traerme, los veo luego.
Se bajó del auto y se despidió. William arrancó el auto.
-¿Me perdonas?- preguntó.
-¿Prometes no volver a hacerlo?
-Lo prometo, pero si veo que necesitas de mi ayuda lo haré- rio.
Reí con él.
Llegamos a nuestra casa.
-Espero que volvamos a hacerlo- dijo William.
-Pero ahora si déjenme vestir como me gusta- dije.
Abrí la puerta, noté un sobre en el suelo y lo tomé, William entró y cerró la puerta.
-Gracias por este día, doctora- dijo.
-¿Qué?- reí.
-Me la pasé muy bien, quisiera que se repitiera, de verdad- sonrió.
Lo miré, sus ojos brillaban y su sonrisa estaba perfectamente dibujada en su rostro.
-Yo también- dije- buenas noches.
-Buenas noches.
Caminó hacia su habitación, hice lo mismo; voltee a verlo, él esperaba afuera de la puerta mirándome, me sonrió, le correspondí.
Entre a mi habitación, me quite los zapatos, el abrigo y me senté, observé el sobre, decía: ‘’Doctora Grey’’, lo abrí y saqué una hoja que había dentro, la desdoblé y había una rosa dibujada, estaba coloreada suavemente, parecía real pero solo era un dibujo. Un miedo inundó mi alma, recuerdos llegaron a mi cabeza, no supe a qué se refería; volví a leer el sobre, no se habían equivocado, el sobre sí era para mí. Observé la rosa dibujada, pero no me decía nada, solo estaba ahí, plasmada en un papel. Guardé el dibujo y el sobre y me acosté.

jueves, 28 de marzo de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 5- El paciente enamorado.
-Aquí están los resultados que me pidió- dijo Matt.
-Gracias- respondí.                                                           
Tomé un bisturí y abrí el cadáver que tenía enfrente de mí, las hojas de los resultados estaban sobre la mesa, las tomé, leí unas cuantas palabras y las dejé, continué con la autopsia que me habían encargado. William entró apresurado.
-Lyla, mi doctora favorita- dijo sonriendo- ¿qué le haces a ese pobre hombre?- preguntó tras mirar el cadáver.
-Una autopsia, pero tranquilo, murió de causas naturales- respondí.
-Bueno, deja de jugar un rato y acompáñame.
-Tengo que terminar- me interrumpió.
-No, primero vienes conmigo- se acercó a mí y me tomó de los hombros- apareció algo que te va a gustar.
Salimos de la morgue y nos subimos a su auto; llegamos a una calle estrecha donde habían policías. Nos bajamos y nos acercamos.
-Una mujer, la encontró un vagabundo tirada en el suelo- dijo William.
Entramos a la escena del crimen, el cadáver estaba tirado sobre un bulto de basura, observé que los policías acosaban al vagabundo.
-William diles a tus amigos que dejen de molestar al señor- dije.
-¿Qué? Ya sabes que es de rutina hacer preguntas- dijo.
-Pero ellos no lo cuestionan, lo acosan- lo miré fijamente.
William se alejó y puso orden, analicé a la víctima.
-¿Y bien?- preguntó William.
-No tiene más de 6 horas que murió- respondí.
Cargaron el cadáver, se movió como si no tuviera esqueleto.
-Esperen- dije.
Toque las extremidades, el torso, si tenía esqueleto pero tenía múltiples fracturas, entre ellas el cráneo.
-Guárdenla con cuidado, sus huesos están fracturados y el cráneo esta estrellado, quiero que llegue a la morgue con el mismo número de fracturas- dije.
Guardaron con cuidado el cadáver y lo subieron a la camioneta con intenso cuidado, William me observó, yo miré el edificio que estaba cerca, era demasiado alto, definitivamente por ahí aventaron a la víctima.
-¿Ya tienes el nombre?- pregunté.
-No, no, enseguida lo busco, vamos de regreso- dijo William
Regresamos, la noche había entrado, eran alrededor de las 10. Entré a la morgue y Matt se levantó rápido de su silla.
-El cadáver ya llegó doctora- dijo.
-Perfecto, ven, te necesitaré para hacer la autopsia- dije.
Matt me siguió apresurado y emocionado, noté su sonrisa, la contenía bastante bien.
-¿Qué pasa?- pregunté.
-No es nada- dijo.
-Bueno, saca el cadáver, con cuidado, tiene múltiples fracturas y el cráneo se destrozó- dije.
Matt sacó con cuidado el cadáver, me puse la bata y los guantes, comencé a examinar, en efecto los huesos estaban fracturados, había sufrido una caída prolongada, la aventaron.
-¿Murió por la caída?- preguntó Matt.
-Sí- respondí- la abriremos.
Matt me pasó el bisturí, corte con cuidado la piel, enseguida los músculos y algunos órganos se desparramaron.
-¿Qué le pasó?- preguntó Matt.
-Al caer y entrar en contacto con el suelo sus huesos se fracturaron, sus órganos se dañaron, pero, algo me hace pensar que el cráneo ya estaba fracturado cuando cayó- respondí.
-O sea, ¿murió antes de haber caído?
-Sí.
William entró de improviso.
-Oh por dios, es peor de lo que imaginaba- dijo llevándose sus manos a su boca- me volveré vegetariano.
-¿Encontraste algo?- pregunté.
-Sí, Kelly Ryan, 32 años, médico general, trabajaba en el hospital regional, desapareció hace tres días- respondió- ¿qué le pasó?
-Cuando un cuerpo cae de una altura elevada tiende a esparcirse, los huesos se fracturan, los órganos explotan- me interrumpió.
-Está bien, está bien, ya entendí, ¿es la causa de la muerte?
-En teoría, necesitaré tiempo, tengo que abrir la cabeza, creo que la causa de la muerte viene de ahí.
-Bueno, podemos analizarlo en la casa, tengo hambre y sueño, además tu ayudante se ve cansado.
Voltee a ver a Matt, el me miró sorprendido.
-Me quedaré si me necesita- dijo.
-No, puedes irte, mañana continuamos- dije.
Matt se fue y William me observó, intentaba reconstruir el cuerpo.
-Vamos doctora misterio, necesitas descansar y comer algo- dijo William mientras me quitaba la bata- ella no se va a ir.
Voltee a verlo, nuestros rostros quedaron cerca, lo miré a los ojos, sus mejillas se sonrojaron y desvió la mirada.
-¿Nos vamos, doctora?- preguntó.
-Sí.
Tomé mis cosas y salimos juntos, hubo un silencio incómodo en el auto, no volteamos a vernos en ningún momento, hasta que llegamos a casa.
-La caída fue un accidente- dijo William mientras sacaba una botella de alcohol.
-¿Qué haría en la azotea una doctora desaparecida?
-Buen punto- destapó la botella y sirvió dos copas- toma.
Me dio una copa, la observé, él bebió un trago y tomó la botella y se sentó a mi lado.
-Nunca he tomado alcohol- dije.
-¿Nunca? ¿Qué hacías en la universidad entonces?
-Estudiar.
William rio, me miró y volvió a reír.
-Está bien, pruébalo.
Bebí un trago, sentí como el alcohol recorría mi garganta hasta llegar a mi estómago, sentí ardor, volví a hacerlo pero ahora de un trago largo me acabe la copa.
-Interesante sensación- dije.
-¿Interesante sensación?- se burló.
El tema se desvió, la botella quedó vacía y la madrugada estaba adelantada, podía sentir un cosquilleo en las yemas de los dedos, movía la cabeza despacio, sentía que todo en mi alrededor se movía o incluso que estaba temblando, William contaba una historia, no presté mucha atención, sonreía.
-Lyla, ¿alguna vez has tenido una pareja?- preguntó al fin.
-No, ¿para qué?
-Bueno, una pareja te hace feliz, te hace disfrutar, yo nunca lo he sentido, pues, nunca he tenido una pareja de verdad- rio.
-Mi carrera me hace feliz, mis libros me hacen feliz, los cadáveres me hacen feliz- reí.
-¿Te reíste? Pensé que ni con alcohol te reirías- soltó una carcajada- bueno, bueno, me alegra compartir este momento contigo- se acercó y me dio un beso en la mejilla- buenas noches.
William se levantó del sillón y fue directo a su habitación, me quedé inmóvil, el efecto del alcohol bajo, miré hacia el suelo y deje escapara una sonrisa.
Amaneció, no me fije en que momento me había quedado dormida.
-Lyla es tarde- dijo William apareciendo de repente.
-Lo sé- tomé mis cosas y abrí la puerta.
-Nos desvelamos demasiado- rio.
Baje la cabeza.
Llegamos al trabajo, cada quien fue a su edificio, Matt ya me tenía preparado mi café, en cuanto lo vi lo tomé.
-Pensé que la encontraría aquí en la mañana- dijo Matt.
-Tuve una larga noche, no estoy para nadie solo para el detective Nicholls- dije.
Continué analizando el cadáver, bebí tres tazas de café y decidí abrir la cabeza. El cráneo estaba en pedazos, varios incrustados en la piel, el cerebro estaba colapsado, noté una herida del lado derecho, la habían golpeado en la cabeza, esa era la causa de la muerte. William entró de prisa, el esposo de la víctima estaba en su oficina.
-Encontramos a su esposa, lamento decirle que ella está muerta- dijo William.
-La secuestraron- dijo conteniendo el llanto- no volvió a casa, le llamé pero nunca contesto, en la noche llamaron a mi casa, la voz era gruesa y no reconocible, me dijeron que la habían secuestrado y que pagara 500 mil libras.
-¿Le dijeron cuando tendría que pagar?- preguntó William.
-Sí, me dieron hasta ayer, me llamaron pero no conseguí todo el dinero, les pedí que me dieran más tiempo y cortaron la llamada, si tan solo hubiera sido más rápido- se tapó la cara con sus manos y comenzó a llorar.
-¿Cuánto dinero le faltaba?
-200 mil.
-¿Cómo consiguió el dinero?
-Estaba ahorrando para comprar una casa, solo tenía 300 mil, no supe cómo conseguir lo que faltaba, fue mi culpa- el llanto fue más doloroso.
-No fue su culpa, hizo lo que pudo, encontraremos a los secuestradores de su esposa- dijo William.
El señor se fue, destrozado, William suspiró.
-Vamos al hospital regional, alguien debe de saber algo- dijo.
Fuimos al hospital, los compañeros de trabajo se entristecieron.
-Era muy querida- dijo una compañera- no sé cómo lo va a tomar Billy.
-¿Billy? ¿Quién es?- preguntó William.
-Un paciente suyo, la quería mucho- respondió.
-¿Dónde está Billy?
-Hace mucho que no lo veo, la última vez que lo vi vino a ver a Kelly, después de eso ella se fue y fue cuando desapareció.
-¿Puede darnos la dirección de Billy, por favor?
La compañera fue rápido por el expediente, nos anotó la dirección y fuimos enseguida. Tocamos la puerta, nadie abría, después de unos segundos William tiró la puerta, entramos, William se quedó sorprendido, yo también. Había en las paredes fotografías de Kelly, muchas fotografías, nos acercamos al sillón y encontramos sangre, tome muestras y las guardé; William encontró debajo de la mesa un machete, el filo tenía sangre, tome otra muestra y la guardé, de pronto Billy entró en el departamento y nos apuntó con una pistola, William hizo lo mismo.
-¿Quiénes son? ¿Qué quieren?- preguntó.
-Explícanos ¿qué significa todo eso?- señaló las fotografías.
Billy soltó una risa, suspiro y vio las fotografías.
-Mi doctora, estoy enamorado de ella- rio.
William se acercó, golpeo sus manos y la pistola cayó, lo esposo y lo llevamos a interrogar. Yo fui al laboratorio a analizar las muestras de sangre.
-Fuiste la última persona que vio a Kelly, ¿qué paso?- preguntó William.
-Nada, me fui, luego ella salió, la tomé de la cintura y la lleve a mi casa- rio- todo lo hice por amor.
-¿Qué es todo?
Rio una vez más.
-Las doctoras son inteligentes, hermosas, son unas verdaderas mujeres, ¿o me equivoco?
-No sé qué quieras decir con eso, responde mi pregunta.
-Usted trabaja al lado de una doctora- rio- debe entenderme.
-No, no te entiendo.
La sangre encontrada en el departamento de Billy era de Kelly, las muestras coincidieron, fui rápido a la sala de interrogatorios, William salió de inmediato.
-¿Encontraste algo?
-Sí, la sangre en el machete y el sillón es de Kelly. Aquí las pruebas.
William le sacó la confesión a Billy, Billy accedió, su pasión era revivir el momento de la muerte de Kelly, reía, su risa era malévola y hacia que me estremeciera. Cuando salió de la sala me miró y me sonrió.
-Espero tener una cita con usted algún día- rio.
William le volteó la cabeza y me miró, yo, asustada le sonreí, William hizo lo mismo.
Fue cuando sentí un cariño especial por William, sentía que nunca había podido conocer a alguien como él, decidí abrirle las puertas y tenerlo siempre en cuenta.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 4- El maestro nuevo.
24 de Agosto.
‘’Se ha encontrado el cuerpo de un joven en un basurero a las afueras de la ciudad, este es el tercer cuerpo que se encuentra en el mismo lugar, servicios especiales de la policía investigan los casos’’.
La radio estaba prendida, las últimas noticias se habían transmitido; yo esperaba sentada junto a Matt el tercer cuerpo; Matt miraba fijo el piso, yo recargue mi cabeza en la parte superior de la silla, había recorrido mi cuerpo hacia adelante, no había podido dormir bien.
-¿Por qué se tardan tanto?- pregunté.
-El basurero está lejos, además son las 2 de la tarde, debe de haber mucho tráfico- respondió Matt, sus ojos continuaban clavados en el piso.
-Pase una mala noche- dije- necesitaré beber más café.
-Enseguida se lo traigo- Matt se levantó de prisa y tomó mi taza.
-Ya sabes cómo me gusta- dije.
Matt se alejó, yo continué recostada en la silla, miraba fijamente al techo, las luces artificiales me lastimaban los ojos, los cerré.
-¡Lyla! Te traigo un regalo- dijo una voz que reconocí.
-Pensé que nunca llegarían- dije.
-¿Te vas a quedar ahí medio dormida todo el día?- preguntó.
-No- me acomodé y abrí los ojos.
Enfrente de mí habían tres cajas de tamaño mediano, me levanté de la silla y me acerqué.
-¿Un regalo?- pregunté.
-Bueno, tres, son las víctimas- rio William.
Me acerqué y abrí una caja.
-Ya veo, Matt llévalas a examinar, enseguida voy- dije.
Camine hacia mi laboratorio, William me siguió.
-Definitivamente son homicidios seriales- dijo.
-¿Por qué están descuartizados?- pregunté.
-Sí, busqué en las listas de personas desaparecidas y, bueno, hasta que hagas tu magia podré saber quiénes son- dijo.
Entre al laboratorio y me puse mi bata, salí enseguida, William seguía mis pasos. Entramos a analizar los pedazos de los cuerpos.
-¿Te vas a quedar?- pregunté.
-Sí, me estoy acostumbrando- respondió.
Me puse los guantes y comencé a sacar pieza por pieza, las coloqué en la mesa.
-¿Un rompecabezas?- preguntó William.
-Algo así- respondí.
-Pero tú eres la cerebrito aquí, siempre lo logras- dijo.
-Son jóvenes, no tienen más de 20 años- dije.
-Ves- rio.
Completé el primer cuerpo, continué con los demás, William observaba. Después del completar los tres comenzamos a identificarlos.
-La primera víctima parece ser Thomas Gale, la segunda Bernard Wilson y la tercera Gerard Brown- dije.
-Thomas Gale desapareció el 1 de Agosto, fue a la escuela y nunca volvió, Bernard Wilson desapareció el 16 de Agosto, se quedó a una conferencia en la escuela y no regreso a casa y Gerard Brown desapareció el 24 de Agosto, tampoco volvió de la escuela- dijo William.
-Llama a los padres, tienen que reconocer a sus hijos.
-Lo haré, oye, no seas tan fría con ellos, recuerda que los humanos tenemos sentimientos.
-Yo soy humana- me interrumpió.
-Pero eres la doctora Lyla Grey- rio- has tu trabajo y yo haré el mío.
Me quede mirando la puerta después de que la cerró, la observe por un momento, voltee a ver los cadáveres y pensé: ‘’¿De verdad eso creen de mí?’’, miré hacia el piso por unos segundos, después voltee a ver los cadáveres y comencé a hacer la autopsia.
Minutos después William entró.
-Los padres ya vienen para acá, ¿ya hiciste la autopsia?- dijo.
-Sí, murieron por una sobredosis, después de morir los cortaron en pedazos- dije.
-Demasiada información, ven necesitamos interrogar a los padres.
Me quité la bata y los guantes y fui detrás de William; llegamos a su oficina y minutos después los padres de Thomas Gale llegaron.
-Buenas tardes señores Gale, soy el detective Nicholls y ella es la doctora Grey- dijo.
-¿Tienen noticias de nuestro hijo?- preguntó el señor Gale.
-Sí y me temo que no son buenas- respondió William.
-¿Por qué?- preguntó.
-Encontramos a su hijo pero está muerto- dijo.
-¿Cómo?- preguntaron ambos.
-Lo siento mucho- dijo William.
-¿Cómo murió?- preguntó el señor Gale.
-De una sobredosis- respondí- necesitamos que reconozcan el cuerpo, pero puede ser duro.
-¿Por qué? Preguntó la señora Gale.
Voltee a ver a William, el me afirmó con la cabeza.
-Su cuerpo esta descuartizado, pero la cabeza está intacta y es lo que nos importa- respondí.
Fuimos a la morgue, los señores Gale reconocieron el cuerpo.
-Nuestro Tom, es él- dijo la señora Gale.
-Lo lamento- dije.
Salimos de ahí y William continuó interrogándolos.
-¿Thomas tenía enemigos?- preguntó.
-No, él era un joven muy dulce, inteligente, sus maestros nos dijeron que su mente era privilegiada- respondió la señora Gale.
-¿Estudiaba la universidad?- preguntó William.
-Sí, estaba en el segundo año de la carrera de ingeniería- respondió el señor Gale- tenía muy pocos amigos.
-¿Alguno de sus amigos era uno de estos jóvenes?- William le mostró las fotografías.
-No- respondieron.
-Si sabemos algo les avisaremos- dijo William.
El padre de Bernard esperaba en la oficina de William.
-Señor Wilson yo soy el detective Nicholls y ella es la doctora Grey- dijo.
-¿Saben algo de mi hijo?- preguntó enseguida.
-Sí, lo encontramos, pero, está muerto- respondió.
-Su madre nos abandonó cuando él era pequeño y ahora- soltó un llanto de dolor.
-Lo sentimos- dijo William.
-Necesitamos que reconozca el cuerpo, pero puede ser algo muy duro para usted- dije.
-No importa, quiero verlo- dijo.
Reconoció el cuerpo, sus ojos se llenaron de más lágrimas.
-¿De qué murió?- preguntó.
-De una sobredosis, al igual que las otras víctimas- respondí- lo lamento.
Salimos y William le hizo unas preguntas.
-¿Bernard tenía enemigos? ¿Alguien que no lo quisiera?- preguntó.
-No, solo tenía un amigo, los maestros lo querían mucho, era muy inteligente- suspiró- estudiaba ingeniería.
William y yo nos volteamos a ver.
-Lo mantendremos informado- dijo William.
Los padres de Gerard tardaron más en llegar, eran gente ocupada y muy rica, por fin llegaron.
-Señores Brown yo soy el detective Nicholls y ella- interrumpió el señor Brown a William.
-¿Qué le pasó a mi hijo? ¿Por qué nos llamaron?- preguntó.
-Su hijo fue encontrado, desgraciadamente él está muerto- respondió William.
-¡Muerto!- exclamó. Su esposa le detuvo los brazos.
-Lo siento- dijo William.
-¿Cómo murió?- preguntó.
-De una sobredosis, necesitamos que lo identifiquen- dije.
Fuimos rápido a la morgue.
-Descuartizaron el cuerpo de su hijo- dije al entrar.
Los padres vieron el cadáver, lloraron con desesperación, los saqué de ahí.
-¿Su hijo tenía enemigos?- preguntó William.
-No, era muy callado, se dedicaba a sus estudios- respondió la señora Brown.
-¿Era muy inteligente?- me adelanté.
-Estudiaba ingeniería, era de los mejores- respondió el señor Brown.
-Les mantendremos informados- dijo William.
La noche cayó, William y yo fuimos a nuestra casa, llevábamos trabajo, él se dedicó a conectar a las víctimas, yo investigué más a fondo la causa de la muerte de los jóvenes, pero, sin los cuerpos no podía hacer mucho. Tomé mi abrigo y abrí la puerta, William salió rápido de la habitación.
-¿A dónde vas?- preguntó.
-A la morgue, necesito los cuerpos para trabajar y no puedo moverlos- respondí.
-Te llevo, solo déjame ir por mi computadora para continuar el trabajo.
Tomó sus cosas, se cambió de ropa y fuimos a la morgue, se quedó conmigo en el laboratorio trabajando, eran las 4:50 am, William cabeceaba hasta quedarse dormido, yo bebí más de 3 tazas de café, no dormí en toda la noche.
Amaneció, William se despertó.
-Buenos días, había olvidado que pasamos toda la madrugada aquí- rio.
Continué haciendo el informe, no le presté atención.
-Iré por algo de desayunar, ¿quieres algo?
-Más café- le di mi taza.
La tomó y salió, a los pocos minutos Matt entró.
-Doctora Grey ¿se quedó sola?- preguntó.
-No- señalé las cosas de William.
-Ah, el detective Nicholls se quedó.
William entró.
-Aquí está tu café- dijo- Matt buenos días.
Matt le sonrió y salió, yo tomé mi taza y bebí un largo trago.
-¿Tienes algo?- preguntó William.
-Sí- terminé de escribir y solté la pluma- terminé el informe de la autopsia.
-Son buenas noticias- dijo.
-Buscamos a un hombre zurdo que tenga acceso a objetos filosos, de preferencia largos- dije.
-¿Con eso cortó los cuerpos?
-Sí, también tiene que tener acceso a farmacias.
Salimos rápido y nos subimos en el auto.
-Vamos a la universidad- dije.
Llegamos de inmediato, preguntamos por los profesores de medicina, observé a los profesores hasta que encontré a uno que era zurdo.
-¿Este maestro qué enseña?- pregunté.
-El no da medicina, él es de ingeniería- respondió la señorita.
-Hablaremos con él- dije.
William lo interrogó, confesó al instante, mató a sus alumnos más brillantes, no quería quedar como un tonto frente a la escuela, envidiaba su inteligencia, por eso los mató, además de que robo utensilios de medicina y pastillas.
William y yo regresamos a la morgue.
-No es una buena idea ser listo después de todo- dijo- ¿por qué a ti no te mataron?
-Mis maestros eran diferentes, impulsaban a sus alumnos, sin importar que pudiésemos superarlos.
William me miró y sonrió.
-Vamos a comer, yo invito- dijo.


martes, 26 de marzo de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 3- La mejor amiga.
Era de noche, aproximadamente las 10, caminé de regreso de la universidad hasta mi casa, cuando entre note ropa íntima de mujer y hombre tirada en el piso, conducía a un solo lugar, la habitación de William. Me acerqué y poco a poco pude escuchar más claro, gemidos y risas, entré en la habitación y ambos se sorprendieron dando un brinco, cayeron de la cama.
-¡Lyla! ¿Qué haces aquí?- dijo William.
Observé a la mujer con la que estaba, rubia, de piel bronceada, ojos azules, pechos y cadera grandes, cintura pequeña, una mujer sensual, como les dicen comúnmente.
-Es mi casa no creo que sea extraño que este aquí- respondí.
-Hola, tú debes de ser la doctora Grey, Will me ha hablado mucho de ti- dijo la mujer mientras se levantaba y se cubría su cuerpo con la sábana.
-Y tú eres una actriz de cine que comienza su carrera, te reconozco- dije.
-¿De verdad?- sonrió.
-Es la hermana menor del protagonista de una serie nueva, pensé que no mirabas televisión- dijo William.
-Bueno, debe de ser muy buena para que yo la reconozca- sonreí entre dientes.
La mujer se sonrojó.
-Continúen con lo que estaban haciendo, yo tengo cosas que hacer- dije.
Me di la vuelta y salí de la habitación, me dirigí a mi habitación y cerré la puerta, tenía unos experimentos que hacer para la universidad. Me quité el abrigo, la ropa y me puse algo cómodo, fui a mi escritorio y comencé con los experimentos; oí unas voces en la sala.
-¿Mañana te veo?- preguntó la mujer.
-No sé, yo te llamo- respondió William- adiós.
Me concentré en lo que hacía, tenía unas muestras de sangre en mis manos y no podía dejar que se cayeran, de repente William abrió la puerta con rapidez.
-Lyla lo siento, me siento muy apenado por lo que pasó- dijo.
-Tener relaciones sexuales con una mujer no es malo- dije- y si te refieres a que lo hicieron en mi casa no hay problema- voltee a verlo y sonreí.
-¿D-de verdad?- titubeó- es que, es una vieja amiga, se fue a América y debuto en Nueva York y volvió- lo interrumpí.
-Yo no tendría relaciones sexuales con un viejo amigo- dije mientras volvía a ver las muestras.
-Bueno- rio- no es nada, me alegro que no te enojes.
Voltee a verlo, su cara era pálida y una sonrisa estaba dibujada en su rostro, sus ojos celestes no se mantuvieron firme a mi mirada fija, desvió la mirada y se tocó el cabello.
-Buenas noches- dijo.
Voltee a ver las muestras nuevamente.
-Buenas noches- dije.
William cerró la puerta de mi habitación, continúe con lo que hacía, apuntaba en mi libreta los resultados, volvía a observar y volvía a anotar. No sentí el momento en el que me quede profundamente dormida sobre el escritorio.
Amaneció, desperté al oír música fuera de mi habitación, me levante, me dirigí a la regadera y me duche, comprendí que era hora de trabajar. Salí de la habitación después de haberme arreglado, nada fuera de lo común, un pantalón, una camisa y mi abrigo.
-Buenos días Lyla, toma tu desayuno- dijo William.
-¿De dónde sacaste la música?- pregunté.
-De mi iPod, obvio- respondió.
Me senté y comencé a comer, la comida era buena, demasiado buena para haber sido cocinada por un detective del servicio especial de la Gran Bretaña.
-¿Qué tal?- preguntó.
-Bueno- respondí.
-Vaya, es la primera vez que me dices algo así- rio.
-No puedo quejarme, yo no sé cocinar- dije.
-¿No? ¿De verdad?- rio- apúrate que ya tenemos que irnos.
Tomé mi abrigo y mi mochila y salimos de la casa, subimos a su auto y nos fuimos a nuestro trabajo.
William fue al edificio de la policía y yo a la morgue.
-Doctora Grey le llegó algo- dijo Matt, es algo así como mi asistente.
-¿Qué cosa?- pregunté.
-Un cadáver- respondió.
-Que pregunta tan tonta hice, gracias Matt- dije.
Fui a ver el cadáver, una joven, aproximadamente de 15 años de edad, tenía marcas alrededor del cuello por lo que puedo decir que murió al ser estrangulada. Matt entró de repente.
-Doctora Grey, disculpe que la moleste, una mujer vino a verla, la espera en su laboratorio- dijo.
-Gracias- dije.
Me quité los guantes y la bata, salí de inmediato al laboratorio; entré y una mujer se levantó de la silla, era alta, delgada, su piel era blanca, su cabello castaño y sus ojos cafés, sonrió al verme.
-¡Lyla!- exclamó- que gusto verte.
-Christine- dije reconociendo su voz- igual me da gusto verte.
-Me reconociste, como siempre eres muy atenta- rio.
-Toma asiento- dije.
-Después de todo si te gusto trabajar entre muertos- dijo mientras se sentaba.
-Sí, ¿qué hay de ti?
-Fui a Francia a hacer la carrera, soy chef, encontré trabajo en un restaurante de aquí, por eso volví- sonrió.
-Me alegro por ti- saqué el celular y escribí un mensaje rápido.
-Mañana empiezo, cuéntame ¿cómo te va aquí?
-Bien- sonreí- atrapo a los malos.
-Que interesante, desde la preparatoria querías hacer eso, oye y ¿qué tal la vida de soltera? Yo estoy comprometida, en un mes llegará mi prometido de Francia.
-Me alegro de nuevo- dije.
William entró de prisa al laboratorio.
-Lo tengo, Abigail Hudson, 15 años, el lunes en la mañana sus padres anunciaron su desaparición- dijo, volteó a ver a Christine y le sonrió, Christine le correspondió la sonrisa.
-William ella es Christine, Christine él es William- dije.
-Detective William Nicholls- estiró la mano.
-Christine Hoffman- le tomó la mano.
-¿Ya avisaste a los padres?- pregunté.
-Sí, ya vienen para acá- respondió William.
-Christine espérame aquí, no tardo- dije.
-Aquí estaré- dijo Christine.
Salimos y atravesamos la calle, fuimos a la oficina de William y ahí llegaron los padres.
-Encontraron a su hija a las afueras de la ciudad- dijo William.
-¿Cómo está?- preguntó el señor Hudson.
-Ella murió, lo lamento mucho- dijo William.
Una tristeza invadió los rostros de los padres.
-¿Cuándo fue la última vez que vieron a su hija?- preguntó William.
-El viernes en la tarde, se iba a ir a una fiesta- respondió la señora Hudson- no llegó a dormir, pensamos que se había quedado en la casa de alguna amiga, el sábado salimos de viaje y regresamos el lunes en la mañana, durante esos días intentamos comunicarnos con Abi pero ella nunca contestó, cuando llegamos fuimos a la policía a reportarla como desaparecida. ¿De qué murió mi hija?
-La estrangularon- respondí- acompáñenme, necesitamos que reconozcan el cuerpo.
En la morgue lo señores Hudson identificaron el cuerpo, el llanto no paraba en ambos, los saqué de inmediato.
-¿De qué era la fiesta?- preguntó William.
-De la escuela, de sus amigos- respondió el señor Hudson.
-Si sabemos algo les avisaremos- dijo William.
Los señores se fueron, yo entré al laboratorio, Christine no se había movido de ahí, William entró conmigo.
-Iré a investigar la escuela y todo lo que sea posible, tú has lo mismo- dijo William.
Salió del laboratorio y se fue, Christine se acercó a mí.
-Que detective tan guapo- dijo.
-Ven, tengo que trabajar- dije.
Salimos del laboratorio y fuimos hacia donde estaba el cuerpo, Christine lo observó y se quedó sin palabras.
-Tengo que realizar unos estudios que son necesarios- dije.
-Bien, aquí me quedaré- dijo.
Empecé a sacar las muestras necesarias del cuerpo, Christine miraba hacia otro lado evitando ver el cadáver.
-Entonces, ¿qué tal te llevas con el detective?- preguntó al fin.
-Bien, somos amigos- respondí.
-¿Sólo amigos? Lyla, ese detective tiene todo lo que una mujer busca, una aventura con él te caería muy bien.
-Somos compañeros de trabajo, no puedo tener una aventura.
-Sí puedes, vamos, nunca has tenido novio, nunca has besado a alguien, siempre te la pasaste estudiando, ahora que ya terminaste la carrera deberías de buscar un hombre que te haga feliz.
-William tiene novia, o no sé qué sea de él, ayer estaban teniendo relaciones sexuales pero William no quiso verla hoy.
-Los hombres así son, pero si vieras la forma en la que te mira- rio- puedo deducir que está loco por ti.
Me detuve, voltee a verla, ella sonreía.
-Nunca he tenido contacto con un hombre y así estoy bien- dije- ahora terminaré mis análisis.
Christine no dijo nada, continúe analizando las muestras, había alcohol y drogas en la sangre, el nivel era elevado.
-Ven- dije.
Salimos de ahí y fuimos a la oficina de William, entramos justo cuando acababa de colgar.
-William encontré algo- dije.
-Doctora, olvido quitarse la bata- rio- yo también encontré algo, tengo la escuela a la que iba Abigail y su horario de clases, ¿qué te parece si me cuentas en el camino?- dijo.
Salimos y nos subimos a su auto.
-¿También vas Christine?- preguntó William.
-Oh, no, yo iré al laboratorio de Lyla, diviértanse- respondió Christine.
Fuimos a la escuela, era el receso, caminamos por el patio y notamos a un grupo de jóvenes con droga, nos acercamos a ellos.
-Hola, soy el detective Nicholls y ella es la doctora Grey- dijo William.
El grupo de jóvenes corrió, William atrapó a uno de ellos.
-¿Qué pasa? ¿Por qué corren?- preguntó William.
-Le juro que no la vendemos, solo la compramos y la consumimos, solo eso- dijo el joven.
-Bueno, no te haré nada si me ayudas, ¿conoces a esta muchacha?- le mostró la fotografía de Abigail.
-Creo que sí, estaba en la fiesta pero estaba maquillada- respondió.
-¿Con quién la viste?
-Con unas chicas y con Dean, yo era el dj así que no me fije mucho.
-¿Dónde está Dean?
-Debe de estar en la fuente, ahí siempre está.
Caminamos hacia la fuente, un grupo más grande de jóvenes reían y conversaban, nos acercamos.
-Hola soy el detective Nicholls y ella es la doctora Grey, ¿quién de ustedes es Dean?- dijo William.
Un joven alto, rubio y delgado se levantó y se acercó a nosotros.
-Soy yo, ¿por qué?- dijo.
-¿Conoces a esta muchacha?- le mostró la fotografía de Abigail.
-Sí, Abi, de primer grado- sonrió- no ha venido en la semana a la escuela.
-Está muerta, ¿qué paso en la fiesta del viernes?- preguntó William.
-Sólo la invite a que estuviera conmigo y con unos amigos, ella aceptó y dejo a sus amigas- respondió.
-¿Cuáles amigas?- preguntó.        
-No las conozco- respondió nervioso.
-¿Cuáles amigos estaban con ustedes?- pregunté.
Volteó y llamo a dos jóvenes que se acercaron.
-Ellos, ¿por qué?- preguntó.
-¿Puedo tomar una muestra de su saliva?- pregunté.
Uno de los jóvenes se acercó a mí y me tomó de los hombros.
-Claro que sí, linda- dijo.
William lo tomó del brazo y lo alejó de mí.
-Déjala en paz- dijo.
El joven se soltó, los tres accedieron, saqué mi equipo y comencé a tomar las muestras.
-Gracias- dije.
Los tres sonrieron.
Caminamos a la salida de la escuela y regresamos al laboratorio. Christine no estaba.
-La mujer que la vino a buscar me dijo que le diera esto- Matt me dio un papel con un número escrito, número de Christine obviamente.
Entre al laboratorio, William me acompañó.
-¿Para qué son las muestras?- preguntó.
-Abigail fue violada, olvidé decírtelo, encontré tres espermas diferentes, compararé el ADN- dije.
-Eres brillante- rio.
Terminé de analizar la saliva con los espermas.
-Listo- dije.
-¿Qué pasó?- preguntó William.
-Los tres fueron quienes violaron a Abigail- respondí.
William sonrió.
Los jóvenes ya estaban en la sala de interrogación, William entró.
-Díganme que fue lo que en verdad pasó- dijo William.
-Nada, no pasó nada- dijo uno de ellos.
-Su ADN concuerda con los espermas encontrados en el cuerpo de Abigail- dijo William.
-Bueno, ella así lo quiso- dijo otro.
-No, fue violada por los tres, de eso tenemos pruebas, pero de que ustedes la asesinaron no tenemos aún pruebas, díganme que pasó- insistió.
-Abigail estaba con sus amigas, se veía muy bien esa noche, hicimos una apuesta para ver quién se la llevaría a la cama, pero cuando estaba con nosotros rompimos la apuesta y- suspiró Dean- la violamos, lo hicimos.
-Una confesión, excelente- rio William.
Miré detenidamente las manos de los tres jóvenes, tenía la medida de cada par de manos, salí del edificio de la policía y compare las medidas, noté que las marcas de las manos eran delgadas, no de un hombre, ni de un joven, de una muchacha. Corrí de nuevo a la sala, William iba saliendo de ahí.
-Ellos no fueron- dije.
-Pero la violaron y aquí tengo sus confesiones- dijo.
-Sí, pero sus manos no concuerdan con las marcas del cuello de Abigail, son delgadas, fue una mujer- dije.
William entró de nuevo a la sala.
-Una última cosa, ¿cómo se llaman las amigas de Abigail?- preguntó William.
-Su mejor amiga se llama Sandy- respondió Dean.
-Sandy qué.
-Sandy Williams, creo- respondió Dean.
William salió rápido, me tomó del brazo y fuimos directo a la escuela, interrogamos a Sandy y confesó.
-Gracias a mí los de tercer grado la buscaron, yo la arreglé, me prometió que me presentaría a Dean pero no lo hizo- dijo- escuche gemidos en el lugar donde estaban y me enoje, entonces ellos salieron y la dejaron ahí, me acerqué a ella y estaba muy borracha, la maté.
El caso se resolvió, William y yo volvimos a casa, entramos y nos sentamos en la sala.
-Vaya, y eso que era su mejor amiga, a veces no entiendo a las mujeres- dijo.
-¿La mujer de ayer es tu novia?- pregunté.
-¿Novia? No, Lyla, yo solo tengo chicas, nos las tomo enserio.
Baje la cabeza.
-Pero cuando encuentre a la mujer que me haga vibrar la haré feliz.
-¿Ya la encontraste?- voltee a verlo.
-Tal vez, yo creo que sí- volteo a verme y sonrió.

Un caso de amor.


Capítulo 2- Un novio celoso.
24 de abril: Se encontraron dos cuerpos en un estanque en el centro de la ciudad; un joven y una joven atados de pies y manos.
El equipo de escena del crimen se encontraba en el estanque, William estaba ahí observando el proceso, yo llegué tarde después de una larga sesión en la universidad.
-Llegas tarde- dijo William.                                            
-Lo siento, tuve una exposición en la universidad pero ya estoy aquí, ¿qué tenemos?
-Un joven y una joven fueron encontrados dentro del estanque, el cuidador entró al estanque para alimentar a los animales cuando vio una gran bolsa flotar del otro lado, se acercó, la abrió y eran los dos jóvenes- suspiró.
Me adelanté para ver los cuerpos, estaban sobre la bolsa de plástico, mojados, pálidos y sus extremidades estaban amarradas, me coloqué los guantes y comencé a examinarlos, noté heridas en el estómago de ambos y algunos moretones en la cara, cuello y brazos.
-Llévenlos a la morgue- dije.
Me acerqué a William, el me miraba fijamente.
-Fueron asesinados, estoy segura- dije.
-¿Qué edades?- preguntó William.
-La joven de 22 años y el joven entre 24 y 28 años- respondí.
-Los mató un caza-novios- sonrió.
-No eran novios.
Caminamos al auto de William y nos subimos; no dirigimos a la morgue donde había dejado los cuerpos. Me puse la bata y abrí ambos sacos que estaban sobre una mesa larga, los cadáveres no tenían ya ropa, los cubrí con una sábana y al momento llegó William.
-Los tengo, Raquel Velázquez y Anthony Kean, la joven es latina- dijo William.
-¿Y él?
-Británico.
-¿Los han reportado?
-Sí, los padres de Raquel la reportaron ayer en la noche, desapareció antier y a Anthony lo reportaron ayer en la mañana.
Examinaba los cuerpos cuidadosamente mientras William hablaba, descubrí la causa de la muerte.
-Les golpearon la cabeza y tuvieron un derrame, murieron al instante- dije.
-¿Qué? Digo, ¿Y las heridas y los moretones?- preguntó William confundido.
-Se las hicieron antes de golpearlos en la cabeza, trataron de defenderse y fue cuando el asesino los golpeó.
William me miró asombrado.
-¿Ya fuiste por los padres?-pregunté.
-Sí, están en camino así que quítate esto- se acercó y me quito la bata- y esto- tomó mis manos y me sacó los guantes.
-Oye, no hagas eso- desvié mi mirada.
-¿Por qué? Si espero a que dejes de jugar nunca llegarás al interrogatorio- sonrió.
Caminé detrás de él, salimos de la morgue y fuimos al edificio de la policía que estaba cruzando la calle, entramos y caminamos por el corredizo que nos llevaba a la oficina de William, los padres de Raquel ya estaban ahí.
-Siento el retraso, ella es la doctora Grey y yo soy el detective Nicholls- dijo William.
-¿Qué pasa con mi hija detective?- pregunto una señora con un acento diferente.
-Usted debe de ser la señora Velázquez- dije- y él es su ¿esposo?
-Sí, pero no es el padre de Raquel, su padre murió hace 10 años y me volví a casar, ahora soy la señora Bruce- me miró fijamente- ¿qué pasa con mi hija?
-Señora Bruce su hija falleció- respondió con toda serenidad William.
-¿Qué? ¿Muerta? Eso no es verdad- dijo alterada.
-¿Por qué están seguros de eso?- preguntó el señor Bruce.
-El cadáver que tenemos responde perfectamente a las características físicas de su hija- dije.
-Fue hallada hoy en la mañana por el cuidador de un estanque, ¿desde cuándo no la ven?- preguntó William.
-Antier- respondió la señora Bruce- salió con un amigo y no regreso nunca, ayer la reportamos como desaparecida- sacó un pañuelo y se secó los ojos.
-¿Raquel tenía muchos amigos o algún novio?- preguntó William.
-No tenía muchos amigos, tenía un novio- respondió la señora Bruce.
-¿Cómo se llamaba ese novio?- preguntó William.
-Robert, Robert Nelson, lo conocimos hace poco- respondió la señora Bruce.
-Disculpe ¿conoce a este joven?- William le mostró la fotografía de la otra víctima.
-Sí, es amigo de Robert- respondió la señora Bruce- se llama Anthony.
-Encontramos a Anthony también, junto con su hija, muertos ambos- dijo William.
-¿Qué? Nunca nos dijo que iría con él- dijo la señora Bruce.
-Bueno pues estaba con él cuando la asesinaron, gracias por su ayuda, les mantendremos informados- dijo William.
-¿Podemos ver a mi hija?- preguntó la señora Bruce.
-Claro, tienen que identificar el cadáver, acompáñenme- dije.
Los guie hacia la morgue, identificaron el cuerpo y luego salieron para irse. Regresé a la oficina de William, los padres de la otra víctima ya estaban ahí.
-Señores ella es la doctora Grey- dijo William.
-¿Qué pasa con nuestro hijo?- preguntó el señor Kean.
-Su hijo falleció, lo encontramos hoy en la mañana- respondió William.
La señora soltó un llanto de dolor, su esposo la abrazó, de sus ojos salieron algunas lágrimas.
-¿Qué le paso?- preguntó el señor Kean.
-Le dieron un golpe en la cabeza y así murió, intento defenderse pero le ganaron- respondí.
-¿Hace cuánto no ven a su hijo?- preguntó William.
-Antier lo vimos, salió con una chica, Raquel se llama, estaba emocionado- sonrió la señora Kean y continuó- estaba enamorado de ella.
-También encontramos a Raquel, muerta, junto con su hijo- dijo William.
-No puede ser, pobre muchacha, era una joven muy linda, no sé porque era novia de ese tal Robert, él es malo, utilizaba a mi hijo, pero Tony era muy dulce y lo quería- respondió la señora Kean.
-¿Saben dónde vive Robert?- pregunté.
-No, Tony nunca fue a su casa, se veían en la escuela- respondió la señora Kean.
-Bueno gracias por su ayuda, les avisaremos si sabemos algo- dijo William.
-Tienen que identificar el cadáver, acompáñenme- dije.
William fue con nosotros, lo identificaron y salieron, me quede un momento observando los cadáveres, William entró.
-Vamos a la escuela de los jóvenes, necesitamos hablar con Robert- dijo.
Lo miré y caminé hacia la salida, el me siguió; nos subimos a su auto y no dije ni una palabra, William me miraba pero yo solo veía hacia otro lado.
-¿Qué pasa Lyla?- preguntó.
-Estaban enamorados, ambos, Raquel iba a dejar a Robert, porque…-me detuve y suspiré.
-¿Qué?- preguntó William.
-Nada.
Llegamos a la universidad donde tomaban clases, el director nos recibió bien.
-¿En qué podemos ayudarles?- preguntó.
-¿Podría decirnos en que salón esta ahora Robert Nelson?- preguntó William.
El director se volteó a buscar en la computadora.
-314, es el tercer piso- respondió.
-Gracias- dijo William.
Salimos de la dirección y subimos hasta el tercer piso, buscamos el salón 314, entramos y William pidió hablar con Robert.
-¿Qué pasa?- preguntó el joven.
-¿Tú eres Robert Nelson?- preguntó William.
-Sí, ¿qué pasa?- preguntó.
Salimos del salón.
-¿Cuándo fue la última vez que viste a tu novia?- preguntó William.
-Antier aquí en la escuela, ¿por qué?- dijo.
-Raquel está muerta, ¿sabes algo?- preguntó William.
-No, no sé nada, muerta, no- su mirada penetró el piso- ¿por qué está muerta?
-No lo sabemos y necesitamos que nos ayudes- dijo William- también tu amigo Anthony está muerto.
-¿Qué? ¿Ambos?
-Los encontramos juntos en un estanque…- Robert interrumpió a William.
-¿Juntos? Sabía que algo pasaba entre ellos- suspiró- Raquel me engañaba.
-¿Por qué lo dices?- preguntó William.
-Anthony estaba obsesionado con ella pero ella no lo quería, me quería a mí.
-Eso no lo sabemos- dijo William.
-Lo siento tengo que volver a mi clase, espero que encuentren al responsable- dijo Robert y se alejó.
Entró al salón de prisa, nosotros bajamos y salimos de la universidad, entramos al auto y fuimos al edificio de la policía. William se fue a su oficina y yo fui a la morgue.
Analice con más cuidado los cuerpos, hice algunas pruebas y encontré que ambos chicos habían tenido relaciones sexuales, le llamé de inmediato a William.
-Entonces Raquel si engañaba a Robert- dijo William.
-Ya lo dije, estaba enamorada de Anthony y dejaría a Robert- dije.
Abrí la cabeza de Raquel y encontré en la herida fragmentos de un material duro, una madera.
-No hagas eso en mi presencia- dijo William.
-Les golpearon la cabeza con una tabla de madera- miré a través del microscopio- una tabla que tenía una lija.
-¿Lija? Las tablas de las patinetas tienen lija en la suela- dijo William.
-Tenemos el objeto con el que los mataron- pensé un momento- al lado del lugar de Robert había una patineta, hay que revisarla.
Salimos de prisa de vuelta a la universidad, en las canchas estaban los patinadores y encontramos a Robert.
-Robert, préstanos tu patineta- dijo William al acercarse.
Robert al vernos corrió hacia la salida, William lo persiguió, yo me apresure en tomar su patineta que la había dejado en el suelo. Salí de la universidad y Robert y William ya estaban muy lejos, me quede cerca del auto. En unos minutos William traía esposado a Robert, lo subió al auto y fuimos al edificio de la policía, yo fui  mi laboratorio a examinar la tabla.
Encontré sangre en la punta, la comparé y era de Raquel y Anthony, la punta encajaba perfectamente en la herida de ambas cabezas. Salí rápido con los resultados y atravesé la calle, fui directo a la sala de interrogatorios y abrí la puerta de prisa.
-La punta de la tabla encaja perfectamente en las heridas- dije.
William volteó a verme, Robert lloraba. William me sonrió y se levantó de la silla y salió de la sala.
-Eres increíble- dijo.
-Solo es ciencia, me baso en eso- dije.
Procesaron a Robert a prisión, los cuerpos de ambos jóvenes fueron entregados a los padres. William y yo terminamos temprano y nos subimos al auto.
-Te prepararé de cenar- dijo.
-No es necesario- dije.
-Lo haré de todos modos- sonrió.