lunes, 1 de abril de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 9- La llegada de Pierre.
Christine me pidió que la acompañara al aeropuerto por su novio así que estábamos ahí esperándolo, parecía que el vuelo había salido tarde, era un día antes de nochebuena y era el último día de trabajo para William y para mí ya que nos habían dado una semana de vacaciones.
-Ya tardo mucho el avión- dijo Christine.
-Debió de haber salido retrasado- dijo William.
Al instante anunciaron la llegada del avión proveniente de Francia, rápido nos levantamos y fuimos a la puerta por donde llegarían los pasajeros. Enseguida Christine sonrió y alzó la mano, un joven se acercó a nosotros, alto, delgado, su cabello era rizado y castaño, sus ojos eran verdes; enseguida besó a Christine y se abrazaron, William y yo solo los mirábamos.
-Qué bonito es el amor- dijo William.
-Cuando es correspondido, sino es solo sufrimiento- dije.
Christine se acercó.
-Lyla, William, él es Pierre mi prometido- dijo con una sonrisa en el rostro.
-Hola, William Nicholls, mucho gusto- lo saludó William.
-Hola- sonrió y volteó a verme.
-Lyla Grey- dije.
-¿Lyla Grey? ¿La doctora Lyla Grey?- preguntó sorprendido.
-Sí- respondí.
-Christine me ha hablado mucho de ti, dice que eres su mejor amiga- dijo.
-Lo soy- dije.
-Entonces William debe de ser el detective- dijo.
-Sí, yo soy el detective- dijo William.
-Me ha hablado mucho de los dos, soy escritor y me dio una idea de escribir un libro sobre ustedes- sonrió.
-¿Nosotros?- ambos preguntamos.
-Sí, son la pareja perfecta- insistió.
-Pierre, mi amor, que tal si nos vamos, ya es algo tarde y mañana el detective se va de viaje- dijo Christine.
-Sí, es verdad, mañana viajo- dijo William.
Nos fuimos todos al auto y nos dirigimos a la casa de Christine.
-Entonces ¿eres escritor?- preguntó William.
-Sí, desde siempre me ha gustado escribir y soy bueno- respondió Pierre.
-¿Y de qué trataría la historia de Lyla y mía?- preguntó William.
-De amor, un detective y una médico forense se enamoran, sería una buena trama- respondió.
William me volteó a ver, yo desvíe mi mirada.
-Está bien, me agrada la idea- dijo William.
Llegamos a la casa de Christine, se despidieron y se fueron, William y yo nos fuimos a nuestra casa, no dijimos ni una sola palabra hasta llegar.
-Ya tengo listas mis cosas, veré a mis familiares después de mucho tiempo- dijo William.
-¿Desde hace cuánto?- pregunté.
-Antes de que me fuera al servicio especial, solo he visto a mis padres, y cuando mi padre murió era la segunda vez que veía a mi madre- respondió.
-Te deseo buen viaje, mañana iré al laboratorio tengo cosas que hacer- dije.
-¿En nochebuena?
-Sí, me gusta investigar, además Christine se irá a Brighton con Pierre.
-¿Por qué no vas con tu hermana?
-No, su esposo me odia, y tal vez tenga razón, siempre lo humillo.
-Eso es típico de ti, todos los que te conocen lo saben- rio- bueno me iré a dormir, el taxi llegará a las 7, buenas noches y nos vemos cuando vuelva- sonrió.
-Sí, diviértete- le dije.
William se fue a su habitación, yo me fui a la mía y me acosté.
Era temprano, William ya se iba y alcancé a despedirme de él.
-Cuídate, cualquier cosa llámame- dijo.
-Gracias, adiós- dije.
Se fue, entré a la casa y me vestí para ir a la morgue; cuando llegué no había casi nadie, solo Matt como de costumbre.
-Doctora, pensé que estaba de vacaciones- dijo.
-Estoy de vacaciones pero quise venir- dije.
-Bueno, prepararé su café, es que pensé que no vendría.
-Gracias Matt.
Entré al laboratorio, minutos después Matt entró con el café.
-Doctora me preguntaba si me necesitará todo el día- dijo temeroso.
-Oh, no, no te preocupes, puedes irte temprano- sonó mi celular.
Matt se fue y contesté mi celular, era Christine, se estaba despidiendo y me deseaba una feliz navidad, le agradecí y colgué.
Continué con mis investigaciones, estuve dentro hasta las 4, Matt aún no se había ido, salí.
-Matt iré a comprar algo de comer, cuando regrese puedes irte- dije.
-Claro doctora, la espero- dijo.
Salí y compré comida corrida, se tardaron un poco en atenderme, pude notar que dos hombres vestidos de negro me seguían, se quedaron enfrente del restaurante sentados, observándome, no tomé importancia. Por fin me atendieron, pagué y tomé la comida, me fui a la morgue de nuevo, no vi si alguien me seguía, parecía que no.
Llegué a la morgue y no estaba Matt, fui a mi laboratorio y lo encontré.
-Doctora Grey, le llegó un regalo, se lo dejé en su escritorio- dijo Matt.
-Gracias Matt, puedes irte- dije.
Matt se fue, entré al laboratorio y no hice caso del regalo, continué con mi investigación y mientras comía. Eran cerca de las 8, decidí irme a casa pero antes quise abrir el regalo, tenía una tarjeta, la abrí y decía: ‘’Espero que le guste el regalo, ha pasado tiempo pero yo no la he olvidado, no he dejado ningún segundo de pensar en usted, siempre está en mis pensamientos. Atentamente: La reina de la Rosa’’, abrí la caja, me sorprendí al ver lo que tenía; era el collar de Kate, uno que le había regalado, lo tomé y lo puse encima de la nota, quité una especie de tabla que venía en la caja, al quitarla me estremecí al ver lo que había dentro, mis ojos no soportaron y las lágrimas no las pude contener, era la cabeza de Kate, solo la cabeza. No supe que hacer, llevé hielo del congelador y lo puse dentro de la caja para que se conservara, la cerré, tomé la nota y el collar, los guardé en diferentes bolsas de prueba, los metí a mi mochila y me fui directo a mi casa, tomé un taxi.
Llegué y entré rápidamente a mi casa, saqué la caja y las demás cosas, abrí la caja y saqué la cabeza, la puse en el congelador del refrigerador, me senté y me puse a llorar, recordé el dibujo que había recibido hace poco tiempo, ahora lo entendía, me habían encontrado.

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