lunes, 1 de abril de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 10- La muerte de Kate.
Tocaban la puerta, me había quedado dormida en la sala, me desperté, me levante del sillón y abrí la puerta, era la señora Morrison.
-Señora Morrison- dije.
-Hola Lyla, toma te traje comida, supuse que no celebraste la nochebuena- dijo entregándome un plato envuelto en papel.
-Sí, adivine- sonreí.
-Mi familia todavía sigue dormida, ¿puedo pasar?- preguntó.
-Claro, pase.
La señora Morrison entró y se sentó en la sala.
-¿Quiere café o agua?- pregunté.
-Nada, estoy bien- respondió.
Me acerqué y me senté en el mismo sillón junto a ella.
-¿Qué pasa?- pregunté.
-Lyla, ¿recuerdas que hace poco tiempo te dije que habían unos hombres que vigilaban tu casa?
-Sí, ¿qué pasa?
-Bueno, ayer hicieron lo mismo, en la tarde, eran como las 3 o 4, luego hablaron por teléfono pero no pude oír, ¿todo está bien?
-Sí, bueno William se fue a Mánchester con su familia, de vacaciones.
-Entonces estas sola, deberías de venir a mi casa y quedarte hasta que regrese, no me gusta que esos hombres vigilen tu casa y más si estás sola.
-No se preocupe, no me pasará nada.
-¿Y si te vas con Nicole?
-No, no puedo llegar así como así, además la familia de su esposo estará ahí y ya sabe que no les agrado.
-Bueno, pero aun así cuando necesites algo dime- volteó a ver al comedor- ¿y esa caja?
-Un regalo.
-¿De quién?
-No lo sé, me llegó al laboratorio, le agradezco su preocupación señora Morrison, estaré bien- sonreí.
-Bueno, estaré tranquila si aceptas venir a la cena de año nuevo a mi casa.
-Oh, es muy amable de su parte, ahí estaré.
-Sabes que te conozco desde que eras pequeña, me preocupas, por favor cuídate Lyla.
-Lo haré, gracias.
La señora Morrison se levantó y abrió la puerta.
-Te espero entonces, no faltes por favor- se fue.
Entré a la casa, saqué la cabeza y la lleve a mi habitación para comenzar a analizarla, note que la habían cortado hace dos meses pero estaba muy bien conservada, también cuando la cortaron Kate seguía viva, me estremecí y unas lágrimas se escaparon de mis ojos, saqué el celular y salí de mi habitación, llamé a William.
-Hola- respondió.
-William, necesito decirte algo- dije.
-Yo también, feliz navidad.
-Gracias, oye ayer me llegó un regalo al laboratorio.
-¿Enserio? ¿Un admirador secreto?.
-No, nada de eso, es que- suspiré- Kate no murió en un hospital a finales de Febrero.
-¿A no? ¿Entonces?
Suspiré profundo, traté de contener las lágrimas.
-Murió hace dos meses, el regalo era la cabeza de Kate, la analicé y- las lágrimas salieron- estaba viva hace dos meses, le cortaron la cabeza cuando estaba viva.
-Eso no puede ser, sabes qué tomaré mañana un avión para allá.
-No, no hace falta, sabes qué discúlpame por molestarte, es que- comencé a llorar.
-No te preocupes, puedo irme mañana.
-No, adiós- colgué.
Me tiré al piso, llevé mis manos a la cara y lloré, nunca me había tomado un tiempo para llorar la muerte de mi amiga.
En la noche me quedé profundamente dormida en mi habitación, la cabeza la había llevado al congelador de nuevo, tuve extraños sueños, recuerdos mejor dicho, pero tuve uno que me inquieto durante la noche. Estaba en una calle solitaria, había un hombre enfrente de mí apuntándome con su pistola, yo estaba tirada en el piso, hincada, las manos estaban al frente, mi respiración era rápida; el hombre comenzó a disparar, yo me agaché, me arrastré hasta una pistola que estaba tirada y la tomé, el hombre me volvía a apuntar, yo hice lo mismo y le disparé, el hombre cayó muerto, una mujer corrió hacia él, llorando y gritando, lo cargó en sus brazos y con una mano le acarició una mejilla. La mujer le hablaba en otro idioma, no entendía que decía, de repente volteó a verme.
-Pagarás por esto, jamás te olvidaré, me vengaré de ti- dijo- vámonos, vámonos.
Un grupo de hombres cargaron el cuerpo del hombre, la mujer se levantó y me miró con odio.
-Te prometo que no descansaré hasta verte destruída- dijo y luego se fue.
En ese momento me desperté, estaba sudando y también estaba agitada, aún no amanecía, miré alrededor pero todo estaba en orden, me acosté de nuevo e intenté dormir.
Los días pasaron, nada nuevo apareció, la cena de año nuevo ya estaba lista, llegué a la casa de la señora Morrison.
-¡Lyla!- exclamó al abrir la puerta- me alegro de que estés aquí.
-Gracias por invitarme- dije.
-Miren todos, es Lyla Grey, ¿la recuerdan?- dijo en voz alta la señora Morrison.
-Claro que sí- dijeron varias voces.
Muchos se acercaron y me saludaron, los recordaba, varios de ellos eran amigos míos de la infancia, uno de ellos se quedó a platicar conmigo.
-Lyla, mi madre me contó que trabajas para la policía de Inglaterra- dijo.
-Sí, soy la forense en los casos- dije.
-Que interesante, un amigo mío también trabaja ahí, se fue a Irak por parte del servicio especial pero ya volvió según lo que me contó.
-Debe de ser detective- dije suspirando- ¿cómo se llama?
-Charles Croft, sí es detective- sonrió.
Suspiré y sonreí también.
-Lo conozco- dije.
-El mundo es muy pequeño, ¿has trabajado con él?
-Antes de que se fuera a Irak, después trabaje con una detective mujer y ahora con otro hombre.
-Vaya, me alegro por ti, es difícil encontrar trabajo, yo tengo ya un puesto asegurado.
-¿De que trabajas?
-Soy maestro, de la facultad de medicina, los chicos más sobresalientes, como nosotros- rio.
-Lo sé, a veces doy conferencias ahí.
-Me enteré y siempre quise encontrarme contigo pero nunca pude.
La conversación duro un largo rato hasta que las 12 marcaron en el reloj, todos comenzamos a comer las uvas, a darnos un abrazo, me sentía feliz, todos me deseaban lo mejor aún sin conocerme, hice lo mismo como gratitud, la señora Morrison sonreía y llenaba de luz la casa, era una señora muy paciente y buena.
Todos comenzaron a irse a dormir, yo platicaba con el hijo de la señora Morrison y su esposa que también es médico, una interesante y larga conversación hasta que decidí irme a mi casa.
-Gracias por todo, señora Morrison- dije.
-No es nada Lyla, nos alegra que hayas venido- sonrió.
-Bueno, descansen y pasen buena noche-me fui.
Entré a mi casa y me fui directo a dormir, estaba cansada.


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