jueves, 11 de abril de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 22- Ricardo Millefiore parte I.
Noviembre 3: Es encontrado el cuerpo de una mujer a las afueras de la ciudad.
Noviembre 5: Es encontrado el cuerpo de un niño a las afueras de la ciudad.
Noviembre 10: Es encontrado el cuerpo de un anciano a las afueras de la ciudad.
-Lyla, tenemos trabajo- dijo Charles al abrir la puerta de mi laboratorio.
-¿Qué hay?- pregunté.
-El pasado sábado encontraron el cuerpo de una mujer, el lunes el de un niño y hoy el de un anciano- respondió.
-Vamos- dije.
Fuimos hacia la escena del crimen, habían cerrado la carretera solo dejarían pasar a los policías. Bajamos del auto y caminamos hacia donde estaba el cuerpo.
-Esta exactamente donde se encontraron los otros cuerpos- dijo Charles.
Observé el cuerpo, tenía las manos y los pies atados, también estaba amordazado.
-Lleven los otros cuerpos y este a la morgue- dije.
El día se nublaba, un viento frío comenzaba a soplar.
Habíamos llegado a la morgue, Stephanie platicaba con un joven que estaba sentado junto a ella.
-Stephanie ¿ya llegaron los cuerpos?- pregunté.
-Doctora- se levantó rápidamente- sí, los deje en el laboratorio, disculpe que la moleste pero es que- se detuvo y respiro- es el chico del que le había hablado, quiso venir a verme.
-No te preocupes, solo no te distraigas, te voy a necesitar en un rato- dije.
-No lo haré y estaré aquí afuera- sonrió- con permiso.
Charles y yo entramos al laboratorio, los cuerpos estaban listos para ser analizados, Charles tomó asiento y yo comencé con las autopsias.
Los 3 cuerpos presentaban las manos y los pies amarrados, también estaban amordazados; revisé el cuello y tenían una marca alrededor del cuello, los habían colgado.
-Los amarro y los ahorcó, utilizo mucha fuerza, sufrieron mucho- dije sin quitar la mirada de los cuerpos.
-Comienzas a ponerte sentimental- dijo Charles.
-No es eso, simplemente que- suspiré- un niño.
Charles se levantó y se acercó a mí, puso una mano sobre mi hombro.
-Me alegra que seas más humana- dijo.
El jefe ya había hablado con las familias; nadie supo cómo fue que desaparecieron, parecía que solo murieron sin ser tocados, el asesino era hábil.
Ya era de noche, unas gotas comenzaron a caer, Stephanie se fue acompañada de su amigo, Anne esperaba a Charles y cuando lo vio hablo con él.
-Charles, supe lo que paso- dijo.
-¿Lo de tu hermano?- preguntó Charles.
-Sí, de verdad lo siento, él está loco, un día se cree un asesino y al otro se cree una persona buena- dijo.
-Mató a un hombre enfrente de mí.
-Y ya hablamos de eso, está en tratamiento, pero por favor no dejemos que eso nos afecte a nosotros- se acercó a él- confiamos en nosotros.
Lo tomó de los hombros y lo besó, lo besó tan apasionadamente y se fueron juntos.
Llegué a mi casa y me acosté de inmediato hasta el amanecer; aún estaba nublado y unas gotas suaves caían. Me arregle y salí de mi casa para ir al trabajo, en cuanto salí de mi edificio vi que un hombre había dejado una nota en la cabina de teléfono, me acerqué y la leí.
‘’Entrégate a mí y no habrá más muertos. Richard’’.
Tome la nota, la arrugue y la tire a la basura. Caminé hasta la morgue, Stephanie ya estaba ahí.
-Buenos días Stephanie- dije.
-Buenos días doctora, aquí tiene su café.
-Gracias.
Tomé la taza y me fui a mi laboratorio.
El día ya había avanzado, eran las 3 de la tarde y no había visto a Charles. Salí por algo de comer y una persona camino rápido hacia mí y me dio una nota y se fue rápido, leí la nota.
‘’ ¿Vas a dejar que más niños inocentes mueran? Richard’’.
 Voltee hacia todos lados, pero solo veía a la gente caminando normalmente, arrugue la note y la tire en la basura.
Esperaba a que me dieran mi comida, al fin me la dieron y encima había una nota, no le tomé importancia y me fui a la morgue. Comencé a comer y vi la nota, la tomé y la leí.
‘’Acaba de morir otra persona, una niña muy agradable, deberías reconsiderar mi oferta. Richard’’.
Arrugue la nota y la tire a la basura, me quede pensando y volví a mi escritorio a seguir comiendo. Pasaron unos minutos cuando Charles entró.
-Tenemos otra víctima, una niña, exactamente en el mismo lugar que ayer- dijo.
Lo miré sorprendida, me estremecí y voltee a ver el bote de basura.
-¿Qué pasa?- preguntó Charles.
-Nada, vamos- respondí.
Fuimos a la carretera, era exactamente igual que los otros casos; revisé el cuerpo y eran las mismas marcas.
Llegó la noche, me fui a mi casa y dormí intranquilamente. Amaneció, me levanté, me arreglé y me fui a trabajar, la misma rutina de todos los días. Ahora me llegaban mensajes a mi celular, todos con la misma amenaza de Richard.
Ese día en la mañana fue encontrado otro cuerpo, una anciana; en la tarde se encontró otro, un niño.
Los días pasaron, seguían siendo fríos y nublados, diario aparecían cuerpos de niños, jóvenes o ancianos, nadie se podía explicar estos casos, los ciudadanos vivían con miedo. Hicieron varias conferencias de prensa, el jefe y Charles no sabían que responder, solo alentaban a los ciudadanos y decían que resolverían el problema, pero ni siquiera sabían que era lo que pasaba.
Así paso una semana desde que las notas me comenzaron a llegar, revisaba los cadáveres y todos tenían la misma marca.
Ese día el noticiero de las 3 dio un aviso. En todos los canales de televisión se transmitió el aviso, incluso en el transporte público, en las pantallas de la ciudad y en el radio.
-Nos acaba de llegar una nota de un anónimo, la leeré:
‘’Soy el asesino de la carretera, esta nota está dirigida a la doctora Lyla Grey, médico forense de la policía de Londres:
Hace algunas semanas te pedí que vinieras conmigo, te dije que si no venías lo pagaría gente inocente y como ves lo he cumplido. Mañana a las 7 de la mañana te espero en la carretera donde se han encontrado los cuerpos, si llegas ya no pasará nada, pero si no llegas entonces tendré que asesinar a cualquier persona. Entrégate, que no haya más gente inocente muerta por tu culpa’’.
Estaba afuera del laboratorio oyendo la radio, Stephanie volteó a verme, yo tenía la cabeza agachada. Charles entró enseguida.
-Entrégate- dijo.
No voltee a verlo y seguí con la cabeza agachada.
-¿Quieres que mueran más personas?- preguntó.
Seguí sin hacer nada.
-Pensaba que solo era un loco, que no cumpliría su promesa, pero ya me di cuenta que todo lo que dijo es verdad- dijo alterado.
Stephanie se levantó de su silla y camino hacia donde estaba Charles, se puso junto a él.
-Has lo correcto- dijo Charles.
Charles se dio la media vuelta y se fue, Stephanie se quedó ahí parada, yo me aderecé y fui hacia mi laboratorio, saqué mis cosas y me dirigí a la puerta, Stephanie me tomó del brazo.
-Yo sé que usted hará lo correcto- sonrió.
La miré y continué caminando.
Camine despacio por las calles, toda la gente ya me conocía, muchos se acercaban y me decían  insultos, otros pasaban por sus autos y me gritaban lo mismo. Cuando llegué a mi casa los vecinos me veían con odio, la señora Morrison me esperaba en su puerta, cuando me vio se acercó.
-¿Puedo hablar contigo Lyla?- preguntó.
Abrí la puerta.                          
-Claro, pase por favor.
Se sentó en el sillón y yo me quede parada.
-¿Qué fue lo que paso, Lyla?- preguntó.
-No lo sé- respondí.
-¿Esto tiene que ver con los hombres que te vigilaban?
-Sí.
La señora Morrison llevó sus manos a su boca.
-Lyla, ¿qué es lo que pasa? Dímelo por favor.
Voltee a verla.
-Cuando estaba haciendo mi tesis uno de mis maestros me pidió que trabajara con él, él era el médico forense de la policía y yo su ayudante, pero en ese tiempo la familia Millefiore había matado a unos funcionarios ingleses, también a unos civiles. Él y yo fuimos a investigar el paradero de los mafiosos y lo encontramos, pero ellos estaban armados y le dispararon a mi maestro; entonces yo tomé la pistola que llevaba mi maestro y le disparé al capo, lo maté. Su esposa juró vengarse de mí y de eso se trata.
-Qué horror, ¿qué vas a hacer?
-Iré, detendré todo esto.
-Pero, ¿te entregarás a la esposa del capo?
-No, a su hijo, él me dijo que si me iba con él enfrentaría a los mafiosos, está enamorado de mí.
-Pero, ¿y si es una trampa y te lleva con esa mujer?
-Tengo que arriesgarme, no puedo dejar que sigan muriendo personas, prefiero morir sabiendo que salve a mucha gente que vivir sabiendo que por estar viva mucha gente inocente murió.
La señora Morrison se levantó.
-Cuídate mucho, espero volver a verte.
Me dio un abrazo y después se fue.

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