viernes, 12 de abril de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 23- Ricardo Millefiore parte II.
Eran las 6:30 de la mañana, tomé mi abrigo, me lo puse, guarde mi celular y salí de mi departamento; baje y salí del edificio. Tomé un taxi que me llevó hasta la carretera, había llegado justo a tiempo. Cuando me baje del taxi caminé y vi a lo lejos a Richard; estaba parado con sus manos adentro de las bolsas de su pantalón; traía una chamarra negra, un pantalón negro de mezclilla y unos zapatos negros también.
Cuando llegué frente a él sonrió y me vio de arriba hacia abajo.
-Sabía que vendrías- dijo.
Se acercó a mí y me abrazó con el brazo derecho, dejo caer su brazo alrededor de mi cuello.
-Ven, vamos a mi casa.
Me llevó a su auto, me subí y después él se subió, arrancó el motor y comenzó a avanzar, cada vez que podía detenerse me volteaba a ver, yo miraba por la ventana.
Llegamos a su casa, entramos a un edificio y subimos unas escaleras hasta llegar a su departamento, abrió la puerta y me dejó pasar.
-Aquí vivimos mi hermana y yo- dijo.
Subió por unas escaleras, lo tuve que seguir; al llegar arriba dio vuelta a la izquierda y ahí estaba la sala y una televisión, al lado del sillón más largo había una silla.
-Siéntate en la silla, por favor- dijo.
Fui hacia la silla y me senté, después él se acercó con dos cuerdas y me comenzó a amarrar las manos y después los pies. Pasando las escaleras había dos puertas, de una salió Anne.
-Doctora, parece que ahora si será necesario hablarme- sonrió.
Camino hacia la sala y se detuvo junto a la televisión.
-Mi hermana sabe de la conspiración contra mi madre- dijo Richard.
-Ambos la odiamos- dijo Anne.
Los dos soltaron una carcajada, Richard se levantó después de haberme atado los pies, caminó hacia su hermana y se paró junto a ella enfrente de la televisión. Ambos voltearon a verme.
-La odiamos porque siempre fuimos la sombra de Luciano, nuestro hermano mayor- dijo Richard- siempre tenía que ser lo que Luciano quisiera, él era el inteligente, el carismático, el que lo merecía todo.
Richard cerró los ojos.
-Me alegre cuando se murió- volvió a abrirlos- pero mis padres lloraron, lloraron y lloraron, decidieron matar a las personas que lo mataron.
Richard caminó hacia mí y se paró a un paso de mí.
-Mataron a esos detectives, ¿Grey?- se quedó pensando y cerró los ojos- sí, sí- volvió a abrirlos y me miró fijamente, una sonrisa se le dibujo en el rostro- Margaret y Sean Grey.
Al oír los nombres alcé la mirada y miré a Richard fijamente con odio.
-Pero entonces supieron que para vengarse no tenían que matar, no se disfrutaba- caminó hacia atrás de mí, puso sus manos en mis hombros y acercó su cabeza a mi cuello- hay que hacerlos sufrir- susurró a mi oído.
Se enderezó y camino hacia Anne.
-Por eso nos pidió que viniéramos por ti, te lleváramos con ella y te hiciera sufrir- se detuvo junto a Anne y se dio la media vuelta- pero en vez de eso te haré mía, mataré a mi madre y mi hermanita y yo seremos los nuevos capos de la familia Millefiore.
Me miró fijamente a los ojos, sonrió levemente y caminó un poco hacia mí.
-Mi madre ideo todo un plan- dijo.
-Lo único que me gusto de ese plan era seducir al detective Croft- dijo Anne con una sonrisa en su rostro.
-Y lo hiciste muy bien hermanita, pero no seguiremos con su plan, llevaremos a cabo el nuestro- sonrió.
Caminó más hacia donde estaba, me tomó de los hombros y me besó en los labios.
-Ti voglio benne- sonrió.
Lo miré con asco, tomó una tela y me amordazó la boca, se alejó con Anne y bajaron las escaleras; al llegar abajo oí que abrieron la puerta y se fueron.
Charles entró a la morgue, Stephanie estaba sentada.
-Stephanie, ¿ya llegó la doctora Grey?- preguntó.
-No detective- respondió.
Charles miró su reloj, eran las 9:30 de la mañana.
-Es muy tarde para que aún no haya llegado- dijo.
-¿Para qué la necesita? ¿Hay un nuevo cuerpo?- preguntó Stephanie.
-No, no apareció ningún cuerpo- respondió.
Charles llevó sus manos hacia su cara y suspiró profundamente.
-No hay cuerpos, ¡por eso estoy buscando a Lyla!- exclamó.
Stephanie lo vio asombrada, Charles volteó a verla.
-Lo siento Steph, es que- Stephanie lo interrumpió.
-No se preocupe detective, sé lo que está pensando- dijo.
Charles caminó hacia a ella y la abrazó.
-Si le pasa algo el culpable seré yo- dijo.
-No detective, usted solo le dijo que hiciera lo correcto- dijo Stephanie.
Charles se separó de ella.
-Y lo correcto era que yo la acompañara y atrapara a Ricardo, no que ella se fuera sola- unas lágrimas salieron de sus ojos, bajó la cabeza.
-Entonces vaya a buscarla- dijo Stephanie.
-Lo haré- levantó la cabeza y se secó las lágrimas.
Charles salió rápido y se subió a su auto y lo arrancó rápidamente.
Había pasado el mediodía, aunque estaba nublado podía saber que llevaba más de 3 horas ahí encerrada, las muñecas me dolían, los talones se me dormían y un cansancio apareció en mi cuerpo, los ojos se me cerraban pero volvía a abrirlos y veía hacia las escaleras. Traté de recordar todo lo bueno que había pasado, lo primero fue cuando conocí a Christine en la preparatoria, ella sin duda me ayudó a superar muchas cosas que pensé que nunca superaría, luego me acordé del día en el que conocí a Charles, mi gran amor, aún recordaba lo que sentí cuando él me dijo que me quería; unas lágrimas salieron de mis ojos, recorrieron mis mejillas y finalmente cayeron sobre mis piernas. Pero el recuerdo que me hizo sentir mejor fue el de cuando conocí a William, un hombre que siempre estuvo ahí, sin importar nada, un hombre que intentaba hacerme reír con sus bromas, sus chistes, el único hombre que estaba en mi corazón sin razón alguna, no sabía porque me llenaba de felicidad pensar en él, recordar su sonrisa, sus ojos, su voz; era una sensación que nunca había sentido con alguien y dudo que alguna vez la sintiera igual con otra persona. Me quedé dormida.
Venecia, Italia, 20 de noviembre, 17:30 hrs.
-Doña Gina le llaman por teléfono.
-¿Hola?- contestó.
-Señora han rastreado su tarjeta de crédito.
-¿Quién?
-El detective inglés.
-Gracias, me haré cargo- colgó.
-Tuck, Solomon, tráiganme al detective inglés.
-¿Y el muchacho que está con él?
-Déjenlo libre, regresará a Inglaterra, le avisará a la policía y así negociaremos con ellos: la doctora Grey por su detective, porque parece que mis estúpidos hijos fracasaron de nuevo. Pueden irse.
Londres, Inglaterra, 20 de noviembre, 20:10 hrs.
Escuché que abrieron la puerta, entraron y la cerraron, después subieron por las escaleras, prendieron la luz y me desperté.
-Hola mi flor, perdón por tardar pero tenía unos asuntos que atender- sonrió.
Anne camino hacia el sillón y encendió la televisión, estaban pasando las noticias.
-Hoy 20 de noviembre no volvió a aparecer ningún cuerpo en la carretera por lo que podemos saber que la forense de la policía se entregó al asesino.
Vi la televisión, Richard se acercó y me quitó la tela de mi boca.
-¿Tienes hambre?- me besó- toma, come este pan.
Partió un pedazo y me lo puso enfrente de la boca, lo miré y lo comí.
-Mañana nos vamos a Italia- dijo Richard.
-Me gustaría despedirme de Charles- dijo Anne.
-No hay tiempo, tenemos mucho que hacer- dijo Richard.
Caminó hacia el otro sillón y se recostó, Anne cambió de canal y le dejo en un programa cómico.
Charles recorría todas las calles, tomó su celular y llamó al jefe.
-¿Hola?
-Detective Samuels, no hay rastro alguno de la doctora Grey, fui a su casa pero todos los vecinos me dijeron que no la han visto en todo el día, ¿qué hago?
-Rastrearemos su celular, y si lo trae con ella sabremos dónde está.
Muy bien, espero su llamada- colgó.
Siguió manejando y después de unos minutos sonó su celular.
-¿Hola?
-Detective Croft, tenemos la ubicación: 12 de la calle Wall, al parecer es un edificio.
-Voy para allá- colgó.
Charles manejó con rapidez hasta llegar a la calle Wall, buscó el número 12 y cuando lo encontró se bajó enseguida, entró al edificio y había un portero.
-¿Cuál es el número de Richard Hole?- preguntó.
El portero revisó en una libreta.
-5- respondió.
-Gracias.
Charles subió por las escaleras hasta llegar al segundo piso donde estaban los departamentos 5 y 6, caminó hacia el 5 y oyó a través de la puerta, se oían ruidos.
-¡Venecia! Te va a encantar Lyla, la gente es muy amable y a los miembros de la mafia los estiman demasiado- sonrió.
Tomó otro pan y se lo comió.
Charles se decidió y tiró la puerta.
-¿Qué es eso?- preguntó Richard.
Se levantó de un salto y bajó rápidamente por las escaleras, al llegar abajo se encontró con Charles.
-El detective- dijo Richard- viene a rescatar a su damisela en apuros.
-¿Dónde está?- preguntó Charles.
Anne bajó las escaleras y se puso detrás de Richard.
-Hola mi amor- dijo.
-¿Dónde está Lyla?- insistió Charles.
Ambos rieron.
-Nos deshicimos de ella- dijo Richard.
El jefe había mandado patrullas que llegaron unos pocos minutos después de que llego Charles, subieron rápidamente y llegaron al departamento.
-Detective- dijo uno de los policías.
Charles volteó.
-Llévenselos- dijo.
Entraron por ambos y los esposaron, Charles subió las escaleras y me vio ahí sentada en la silla.
-¡Lyla!- corrió hacia mí- fue una tontería lo que dije ayer, no debiste hacer hecho esto- me abrazó.
Solo pude sonreír. Charles me desató las manos y los pies rápidamente, me levanté y bajamos juntos, el policía esperaba ahí.
-Los llevaremos a la prisión- dijo.
-Gracias- dijo Charles.
Bajamos del edificio y salimos, pudimos ver la patrulla donde iban Richard y Anne como se alejaba. Caminamos hacia el auto de Charles y nos subimos.
-¿Cómo se llamaba ella?- preguntó Charles.
-Georgina- respondí- como su madre.
-Tranquila, Nicholls rastreo la tarjeta de crédito con la que se compraron los materiales, pertenece a una tal Anne Hole, mejor conocida como Georgina Millefiore, la reina de la rosa- dijo Charles.
Sonreí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario