lunes, 15 de abril de 2013

Un caso de amor.


TERCERA TEMPORADA.
Capítulo 25- Una visita inesperada.
Había pasado ya un mes de la muerte de Charles, las vacaciones de navidad y año nuevo habían llegado. William no fue esta vez a Mánchester con su familia, ahora decidió quedarse conmigo aunque solo fuéramos él y yo.
Durante ese mes nadie había logrado conversar conmigo, William lo intentaba todos los días pero simplemente yo me volteaba hacia otro lado, Stephanie varias veces me recordaba que estaba por terminar la tesis, no le prestaba atención. Christine se había ido a Francia después de su luna de miel; me mandó un mensaje que decía que volvería en enero, pero no le contesté. Mi corazón estaba hecho pedazos, mi alma era fría y mi silencio prolongado.
24 de diciembre.
William preparó la cena; había cocinado lomo en una salsa de nuez, ravioles rellenos de carne molida y ensalada de frutos secos con manzana, toda una delicia.
-Lyla, llegó la hora de cenar- dijo William.
Estaba sentada sobre mi cama que estaba junto a la ventana. Observaba la noche, la poca gente que caminaba en la calle llevando bolsas con refrescos o vino o alguna botana, veía como todos sonreían y se apresuraban para cenar. Vi una pareja de ancianos, ambos iban tomados de la mano y cada vez que se miraban se reflejaba el amor que se tenían el uno al otro; entonces comprendí que había perdido la oportunidad de amar, que la tuve pero la desaproveché y cuando la quise aprovechar fue demasiado tarde.
-Lyla se está enfriando la comida, ven- insistió William.
Me levanté de la cama y caminé descalza hasta el comedor, la mesa tenía puesto un bonito mantel navideño, adornado con árboles que tenían esferas que brillaban cuando la luz las tocaba. Al centro de la mesa estaba el lomo con la salsa de nuez, a su lado izquierdo estaba la ensalada y al derecho los ravioles; también había una botella de vino que William tenía en sus manos.
-Vienes bastante cómoda- rio entre dientes.
William tomó una copa y sirvió el vino, me lo acercó y lo tomé, tomó la otra copa y la sirvió.
-Brindemos por nuestras vacaciones, que al fin llegaron- sonrió.
Levanto la copa y espero a que yo hiciera lo mismo, pero tenía mis ojos clavados en el piso y no lo veía, entonces se acercó rodeando mis hombros con sus brazos y me abrazó tiernamente.
-¿Qué pasa mi Lyla?- preguntó.
No me moví.
-Disfruta la noche- dijo.
Me dio un beso en la cabeza y se alejó, voltee la cabeza y caminé hacia la mesa y me senté, William también se sentó.
-Salud- levanto la copa.
-Salud- levanté levemente la copa.
William bebió un poco, yo sostuve la copa enfrente de mi boca y bebí un pequeño trago.
Paso el tiempo, la charola con el lomo tenía la mitad de cuando habíamos empezado a cenar, el plato de los ravioles tenía también la mitad y la ensalada se había terminado. La primera botella de vino estaba detrás de la charola del lomo, pues ya no tenía nada, había una segunda botella de vino que estaba a la mitad y estaba al lado de William. William contaba anécdotas de sus viajes, a veces se reía y otras veces se ponía muy serio, era evidente que el efecto del alcohol se le estaba subiendo y yo, al menos, hablaba un poco más.
Sonaba el estéreo que había traído William, terminaba un canción y después sonó otra que a William le encantaba, entonces se levantó y me tomó de la mano.
-Doctora Grey- dijo mientras trataba de mantener el equilibrio- ¿me concede esta pieza?
Lo miré con asombro.
-No sé bailar- respondí.
-Eso no es problema.
Me jalo de la mano y me levantó de la silla, me llevo al lado de la mesa y puso su mano derecha sobre mi cintura, la izquierda tomó mi mano derecha y las juntó y comenzó a moverse.
-Esa canción me encanta- dijo.
-Se nota- dije.
Me miró a los ojos y mantuvo firme la mirada, se acercó un poco más a mí.
-Estamos muy separados- me tomó por la cintura y me acercó a él.
Baje la cabeza y me di cuenta que nuestros cuerpos estaban completamente juntos, alcé la cabeza y lo mire a los ojos; tenía una mirada suave y una sonrisa dibujaba en su rostro.
Quiso dar una vuelta y resbalaron sus pies haciendo que él cayera y me jalara hacia él, entonces caí sobre él, ambos nos miramos a los ojos, él estaba sonrojado y yo podía sentir como mis mejillas se calentaban.
-Lo siento, quise detenerte para que no te cayeras- dije.
William sonrió; intenté levantarme pero me tomó de la cintura impidiendo que me levantara.
-Me gusta más haberme caído- dijo.
Nos miramos fijamente, él sonreía y parecía disfrutar el momento entonces sentí vergüenza y me aleje lo más que pude de él pero seguía teniendo sus manos en mi cintura.
-Has bebido demasiado, será mejor que descanses- dije.
William suspiró.
-Está bien, está bien- me soltó.
Me levante rápidamente y caminé hacia mi habitación, él se levantó despacio y me siguió.
-Lyla- me tomó del hombro- perdón, es que tengo unas copas de más.
-No te preocupes- dije sin voltear a verlo- me divertí.
Entré a mi habitación y cerré la puerta, no podía mantener la mirada con William.
Amaneció, la mañana avanzaba, eran cerca de las 10 cuando tocaron la puerta; me levanté rápidamente y salí corriendo de mi habitación. Abrí la puerta. Me sorprendí al ver a las personas que estaban afuera y me quede sin aliento.
-¡Tía Lyla!- dijo un pequeño.
Lo voltee a ver y me agaché.
-Ryan, ¿cómo estás?- le pregunté.
-Bien, muy feliz porque te vinimos a ver- respondió y me dio un abrazo.
Yo lo abracé también. Me levanté.
-¿Por qué no me avisaste que vendrías? Podría haber ido por ustedes al aeropuerto- dije.
-Quería darte una sorpresa- respondió Nicole, mi hermana mayor.
-Pasen- dije.
Entraron Nicole, Ryan y David a la casa.
-Siéntense- dije- ¿quieren agua o café?
-Por ahora nada, gracias- respondió David.
William apareció en la sala.
-Hola- dijo- perdón por estar en pijama pero es que me acabo de levantar.
Caminé hacia William.
-William ella es Nicole, mi hermana, él David su esposo y él es Ryan, mi sobrino- dije.
-Mucho gusto, soy William Nicholls- dijo.
-¿Eres el compañero de mi hermana?- preguntó Nicole.
-Sí, sí, trabajamos juntos- respondió William.
-¿Y viven juntos?- preguntó David.
-Sí, también, somos una pareja- respondió William con una pequeña risa.
David lo miró de arriba hacia abajo y me vio con una mirada penetrante.
-Tenemos una reservación en un hotel cerca de aquí, iremos a dejar las maletas y a descansar- dijo David.
-¿En serio? ¿Por qué no se quedan aquí?- pregunté.
-Solo hay dos recámaras y son de ustedes- respondió Nicole- pero venimos en la tarde, ¿te parece?
Los miré confundida.
-Está bien, aquí estaremos- respondí.
-Pero mamá, yo quiero estar con mi tía, nunca había estado con ella- dijo Ryan.
-Nos vamos al hotel- dijo David.
-Pero papá.
-Nos vamos, dije.
Se despidieron y se fueron rápidamente.
William se sentó en el sillón.
-Tu hermana se parece mucho a ti- dijo.
-Es lo que nos dicen- suspiré.
-Parece que a tu cuñado no le agradé.
-A él no le agrada nadie, solamente él y su familia.
William rio.
-Bueno, me iré a bañar, no quiero estar aquí cuando venga- se levantó y se fue al baño.

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