lunes, 8 de abril de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 18- Charles y Anne.
Había llegado un matrimonio al edificio de la policía, querían hablar con el jefe. Habían encontrado a su hijo muerto en su habitación, estaban aterrados y lloraban por la angustia. Charles fue de inmediato y tomó los datos, después fue por mí y me llevó a la escena del crimen.
El cuarto del muchacho era el más solitario, estaba en el último piso de la casa antes de subir a la azotea. La puerta no estaba forzada, las paredes intactas, así que el agresor conocía al joven. El cuerpo estaba sobre la cama, sentado con la espalda pegada a la pared, en el pecho había un tubo que atravesaba el cuerpo y lo dejaba aferrado a la pared; los brazos los tenía atados y en sus muñecas habían clavos que también hacia que se aferraran a la pared. Levanté la cabeza y note la sangre coagulada que había salido de su boca; los ojos los tenía cerrados y una ‘’x’’ estaba escrita en tinta negra en cada ojo; la víctima estaba desnuda.
-Nos llevaremos el cuerpo, el tubo y los clavos- dije.
Los padres esperaban abajo, Charles los interrogaba mientras el equipo y yo bajábamos todo.
Al terminar los padres se acercaron a mí.
-Doctora, por favor encuentre al responsable de esto- dijo la madre.
-Haré todo lo posible- dije.
Nos fuimos de la casa y en el camino Charles conversó conmigo.
-Últimamente he salido con Anne- dijo.
-Que bien- dije sin tomarle importancia.
-Ayer nos besamos- dijo.
Me sorprendí y levanté la cabeza, no dije nada, segundos después voltee hacia la ventana.
-¿Qué te pasa?- preguntó.
No contesté.
-¿Estas celosa por lo que paso ayer?- preguntó.
Sentí como una lágrima quería escaparse de mis ojos, la contuve y suspiré.
-Me alegro por ustedes- dije.
-Gracias- sonrió.
Llegamos a la morgue y como de costumbre me acompañó mientras analizaba el cuerpo.
-Tuve que buscar la felicidad con alguien más, tú- suspiró- tú solo me hacías sufrir.
Me detuve pero no voltee a verlo, mis manos temblaron y sentí un nudo en la garganta.
-Te amé Lyla pero a ti eso no te importó, solo estás concentrada en tus estudios, en tus conferencias, en ser cruel- se detuvo- aún te amo pero no puedo seguir así.
La lágrima por fin escapó de mis ojos, luego le siguieron otras dos, no voltee a verlo.
-Iré a ver a Anne, cuando tengas el informe me avisas- se dio la vuelta y se fue.
Voltee hacia la puerta, lo vi cómo se alejaba; dejé lo que estaba haciendo y fui a sentarme, el llanto se apoderó de mí y lloré. Minutos después Stephanie entró.
-Doctora Grey aquí están los análisis del tubo y los clavos- volteó a verme- ¿qué le pasa?
-Nada Stephanie, estoy bien, deja los análisis en la mesa ahorita lo reviso- me secaba las lágrimas.
-Usted está llorando, ¿qué le pasa? ¿puedo ayudarla en algo?
Voltee a verla y le sonreí.
-Gracias Stephanie, pero estoy bien- dije.
Stephanie se dio la vuelta y se fue, me levanté y comencé a revisar los análisis. El tubo y los clavos estaban limpios, no estaban oxidados y parecían nuevos. Dejé los análisis y continué con la autopsia; primero lo amarraron, después le hicieron las heridas en las muñecas y se las clavaron, luego lo mataron cuando atravesaron su corazón con el tubo, revisé la boca, la abrí y estaba llena de sangre, la lengua no estaba.
Salí del laboratorio y vi a Charles, Anne y Stephanie platicando muy alegres, me acerqué.
-Detective Croft aquí está el informe- dije.
Anne y Stephanie voltearon a verme asombradas.
-Gracias doctora Grey- dijo Charles.
-Hola, ¿qué tal el trabajo?- preguntó Anne.
La miré fijamente sin contestarle.
-¿Le contó Charles que ahora estamos saliendo?- preguntó.
-¿Por qué insistes en hablarme? No quiero ser tu amiga y solo hablaré contigo cuando sea necesario- dije.
Anne me miró con angustia, Stephanie se volteó, Charles me tomó del brazo y me alejó de ahí.
-¿Por qué le hablas así?- preguntó.
-Le dije que no me hablara, que no seríamos amigas y que solo si fuera necesario me hablara- respondí.
-Bueno ella creyó necesario decirte lo de nosotros.
-Pues que estúpida es, porque eso para mí no tiene nada de importancia- me di la vuelta y comencé a caminar.
Charles me siguió y me jalo del brazo.
-¿No tiene nada de importancia? Parece que te afecto mucho- dijo.
-¿Afectarme? ¿A mí?, ¿quién crees que soy? ¿Una mujer que necesita de un hombre a su lado para sentirse valiosa? Parece que no me conoces- le quité su mano y me fui.
Entré a mi laboratorio y me senté junto al cadáver, lo observé fijamente.
-¿Te has enamorado?- pregunté.
El cadáver estaba inmóvil.
-Espero que no te hayan matado por una mujer- insistí.
Suspiré y golpee la mesa.
-Qué patética soy, le estoy hablando a un cadáver.
Eran cerca de las 7, fui a la oficina de Charles, ahí estaba.
-¿Qué haces? ¿Por qué no has ido por mí?- pregunté.
-¿Qué? ¿Ir por ti? Hice el trabajo solo, interrogué a un sospechoso, me base en el informe- dijo.
-Pero, se supone que yo debo acompañarte- me interrumpió.
-No Lyla, tú tienes que estar en tu laboratorio, con los muertos, yo puedo hacer mi trabajo solo- dijo.
-¿Y qué esperas?
-Que lleven al sospechoso a prisión.
-¿Fue él?
-Sí, sí fue él, de hecho voy a la morgue por Anne, hoy cenaremos en mi casa.
Se levantó y salió, yo me quede ahí parada, sin moverme, vi cómo se alejaba de nuevo y también me fui.
Cuando llegué a la morgue Anne y él iban saliendo juntos, Charles me miró y se volteó enseguida, Anne me vio y sonrió. Entré y Stephanie estaba sentada, revisando unos papeles, me acerqué a ella.
-Stephanie, ¿te has enamorado?- le pregunté.
-¿Qué?- volteó a verme sorprendida- digo, ¿enamorarme?
-Sí, enamorarse- dije.
-Bueno, me gusta un joven de mi clase pero no creo estar enamorada- sonrió- ¿por qué?
-Por nada- respondí- iré a mi laboratorio.
-¿Necesita algo? Es que saldré con ese chico y tengo que ir a arreglarme- dijo.
-No, es todo, puedes irte- dije.
Fui hacia mi laboratorio, Stephanie iba detrás de mí.
-Se me olvidó decirle, el cartero trajo otro regalo para usted, está en su escritorio.
-Gracias Stephanie.
Entré a mi laboratorio y vi hacia mi escritorio y ahí estaba el regalo, una caja con un moño de color rojo, encima tenía una rosa y una tarjeta. Abrí la tarjeta.
‘’Espero que le guste el regalo, me esforcé mucho en hacerlo. La espero en el café que está en la esquina de su casa, la veo a las 8. Con amor, su admirador secreto’’.
Abrí la caja y era un dibujo, un dibujo de mí, estaba muy bien trazado, era hermoso. Miré el reloj y eran las 7:45, me levanté rápido, tomé mis cosas y me fui enseguida.
Llegué a tiempo, entré al café y lo vi, en una esquina, solitario y con la misma capucha de la otra vez, me acerqué y me senté.
-Doctora Grey ansiaba por volverla a ver- dijo.
Lo miré. Él se quitó la capucha, su rostro era atractivo, sus ojos eran de color verde, su nariz era recta y alrededor de su boca y en sus mejillas tenía barba, no muy larga pero se notaba. Su mirada me puso nerviosa y él parecía disfrutar eso.
-¿Está nerviosa? ¿De nuevo?- preguntó sonriente.
-¿Qué es lo que desea de mí?- pregunté.
Se acercó a mí y con su dedo índice me indicó que me acercara. Me acerqué y tomó mi barbilla para besarme.
-Deseo muchas cosas de usted- respondió.
-¿Qué cosas?- pregunté.
-Que sea mía, que sus ojos me miren como al detective, que su pulso se acelere cuando me vea, tenerla a mi lado, eso deseo- sonrió.
Me alejé y lo miré fijamente, asustada.
-Vengo de Italia buscándola- continuó- la conocí hace muchos años, aún era un joven, pero desde ese día no puedo sacármela de la cabeza.
-¿Italia?- pregunté, alterada.
-Sí, nací en Venecia, toda mi vida soñé con conocer a una mujer exactamente como usted- suspiró- y cuando la conocí mi corazón latió por primera vez.
-¿Qué hace aquí?- pregunté aún alterada.
-Mi hermana y yo venimos juntos, usted la conoce, Anne Hunter- sonrió- pero ese no es su verdadero nombre, su nombre es Georgina Millefiore.
Me sorprendí y me alejé un poco más.
-Yo soy Ricardo, pero aquí me hago llamar Richard Hunter; Anne y yo si somos hermanos de verdad, mi apellido es Millefiore también y nuestra madre es Georgina Millefiore, muy confuso lo sé- sonrió.
-¿Qué quieres? ¿Qué le dirás a tu madre?
-Nada, nos envió a vigilarte si, pero como mi amor por ti es más grande que eso no le diré nada, te lo prometo.
-Por eso las flores y el dibujo, como el regalo de navidad que me mandaron, una rosa- suspiré- ¿qué quiere Georgina?
-Verte sufrir, por eso Anne sedujo al detective para que sufrieras, quiere verte.
-Yo no quiero verla a ella.
-Sabemos que otro detective está en Italia buscándonos, él no sabe dónde está la mafia pero la mafia sabe dónde está él.
El pulso se me aceleró, mi respiración era agitada, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
-Si no la vas a ver entonces tu amigo el otro detective se muere- sonrió- tienes dos días para pensarlo.
Se levantó y se fue.
Me quedé inmóvil, cerré los puños de las manos y el escalofrío en mi cuerpo creció.

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