Capítulo 11- El aeropuerto.
Las vacaciones habían terminado, habían pasado ya dos
semanas desde que habíamos entrado, William y yo no hablamos acerca del caso de
Kate, preferí no hacerlo público. Íbamos en su auto.
-El aeropuerto internacional, hace una semana regresó de
Italia el capitán del ejército nacional, estaba esperando su auto cuando le
dispararon y murió, nadie vio nada; hace 3 días la directora del instituto de
migración también regresaba de Italia, había ido al baño y cuando salió le
dispararon y murió y hoy hace unos minutos volvió a pasar algo similar pero
ahora dejaron una pista- dijo William.
-¿De quién se trata?- pregunté.
-El hijo del Primer Ministro- respondió William.
Llegamos al aeropuerto, habían varias puertas cerradas, solo
podían ingresar los policías o nosotros. Llegamos hasta la escena del crimen.
-¿Qué pasó?- preguntó William.
-El joven Edward acababa de recoger su equipaje, se detuvo
para hablar por teléfono cuando le dispararon, le dejaron algo sobre su pecho-
respondió un hombre, era alto, delgado, vestía una gabardina larga, hasta los
tobillos.
-Hola, ¿nos conocemos?- preguntó William.
-No lo creo- dejo ver su rostro.
Me sorprendí al verlo y me quede sin una palabra.
-Detective Charles Croft- estiró la mano.
-Detective William Nicholls- se la tomó y se saludaron.
Charles volteó a verme.
-Doctora Grey, me alegro de verla- dijo.
No dije nada solo caminé hacia el cuerpo, estaba tendido en
el suelo, en su pecho tenía una rosa, la tomé con unas pinzas y la guardé en
una bolsa.
-¿De dónde venía el joven Edward?- preguntó William.
-Italia, regresaba de sus vacaciones- respondió Charles.
Una joven se acercó a Charles, vestía una bata y debajo un
pantalón, su cabello estaba recogido, era lacio y largo, rubio, era blanca y
delgada, parecía estudiante, me acerqué.
-El cuerpo se va con nosotros, quiero que también me lleven
los otros dos cuerpos- dije.
La joven volteó a verme y sonrió.
-Usted es la doctora Grey, me llamo Stephanie Smith, soy una
gran admiradora suya- dijo mientras me tomaba de la mano.
-Lyla, ella es mi ayudante, estudia medicina forense- dijo
Charles.
-Que bien, los cuerpos ahora, necesito examinarlos- dije.
Caminé hacia la salida, William me siguió. Llegamos a la
morgue pero Matt no estaba, de repente entró el jefe por nosotros.
-A mi oficina, ahora- dijo.
Fuimos a la oficina del jefe, nos sentamos.
-Detective Nicholls me dieron la orden de que usted será
enviado a Italia a investigar los de los 3 homicidios- dijo.
-¿Cómo?- preguntó William.
-El capitán y la directora fueron a encontrarse con el
Primer Ministro de Italia, pero no sabemos por qué cuando volvieron los
mataron, irá a investigar qué fue lo que fueron a hacer, también qué hizo el
joven Edward, la doctora Grey se quedará aquí, le tengo un detective.
William agachó la cabeza.
-Está bien, señor- dijo.
-Doctora Grey él es el detective Charles Croft, con él
trabajará- dijo.
Charles apareció sonriendo.
-Bueno, Nicholls vaya a preparar su maleta, su avión sale en
dos horas, apresúrese.
Todos salimos de la oficina, William se acercó a mí.
-Cuídate, cualquier cosa me llamas, por favor- dijo.
-Lo haré, cuídate tú también- dije.
Me miró fijo a los ojos y sonrió.
-Te quiero- me susurró al oído.
Me quedé sin decir nada, solo lo abracé.
Enseguida William se fue, Charles se acercó a mí.
-Tenían una buena amistad- dijo.
-Sí.
Caminé hacia la salida, antes de irme el jefe me detuvo.
-Olvidaba decirlo, doctora, su ayudante Matt, está haciendo
su tesis y está capacitado para ejercer como médico, me pidieron que él fuera a
Italia con Nicholls- dijo.
-¿Qué? Me quita a mi compañero y a mi ayudante, me remplazó
a mi compañero pero ¿a mi ayudante?- dije molesta.
-La señorita Smith es ayudante del detective Croft, esta al
mismo nivel que joven Matt, ella será su ayudante- dijo- con permiso.
Salí furiosa, entré a la morgue y ahí estaba Stephanie.
-Steph, prepárame un café, ya sabes cómo- dijo Charles.
-Sí, doctora Grey ¿necesita algo?- preguntó.
-Café, con leche deslactosada, un sobre de azúcar y no muy
caliente, por favor- dije.
La joven se fue enseguida, entramos a ver los cuerpos.
-Recuerdo cuando apenas entraste a trabajar, no le hablabas
a nadie con tanta libertad- dijo Charles.
-Y recuerdo que tú eras igual que ahora- dije.
-¿Me extrañaste?- preguntó.
Me quede sin decir nada y comencé a hacer las autopsias,
Charles me observaba, Stephanie entró y nos dejó el café.
-¿Necesita que le ayude en algo doctora?- preguntó.
-No Stephanie, puedes irte- dije.
Se fue y Charles comenzó a beber su café.
-Veo que sigues siendo toda una cerebrito- dijo.
-Y a ti aún te gusta adivinar cosas- dije.
-Tengo una mente privilegiada, como tú- se acercó a mí- por
eso pudimos entendernos.
Mi cuerpo se quedó inmóvil, su cuerpo estaba demasiado cerca
de mí, sentía como me miraba, me sentía desconcentrada.
-Estás nerviosa, aunque no lo des a ver puedo notarlo- dijo.
-Entonces será mejor que me dejes trabajar- dije.
Charles se dio la vuelta y volvió al lugar en el que estaba.
Terminé las autopsias.
-Les dispararon esto- mostré una aguja delgada- contenía un
líquido que adormece los músculos y detiene el corazón en cuestión de segundos.
-¿Todos la tienen?
-Sí, le daré la rosa a Stephanie para que la analice.
Salí y busqué a Stephanie, estaba en su lugar de trabajo.
-Stephanie necesito que analices esta rosa, tócala con
cuidado, es una prueba, me gustaría saber si hay huellas, lo que encuentres
avísame.
-Sí doctora- se fue.
La tarde avanzó hasta llegar a la noche, Charles me esperó
afuera.
-¿Te llevo?- preguntó.
-Gracias, me encantaría- dije.
Subí a su auto.
-Yo si te extrañe, todas las noches recordaba tu rostro, tu
sonrisa al verme, imaginé como hubiera sido un beso tuyo- dijo dulcemente.
-Charles eso fue hace mucho, era joven y aún creía que el
amor lo era todo en el mundo, pero me di cuenta que no es así- dije.
Baje la cabeza, él se detuvo y me tomó de la barbilla y alzó
mi cabeza.
-¿Cuándo me olvidaste?- preguntó.
Voltee a verlo, vi fijamente sus ojos, tenían el mismo
brillo que la última vez que lo había visto, sus ojos azules, como del color
del cielo, su mirada suave al verme.
-Nunca te olvidé- dije.
Me miró y una sonrisa se dibujó en su rostro, sus ojos
brillaron aún más y sus mejillas se colorearon de rosa, llevo sus manos hacia
las mías y las tomó.
-Tampoco te olvidé, te lo dije, siempre estuviste en mis
pensamientos, cuando no sentía esperanzas me acordaba de ti- llevó mis manos a
su boca y las beso dulcemente.
Arrancó de nuevo el auto, seguimos hasta llegar a mi casa.
-Mañana vendré por ti, a las 8- dijo.
-Está bien, adiós.
Me tomó de la mano y me jaló hacia él, nuestros labios
quedaron a menos de un centímetro, nos miramos a los ojos.
-Tu piel sigue siendo blanca, tu cabello negro y lacio,
ahora esta corto, pero aun así es perfecto, tus ojos cafés siguen siendo los
más hermosos que he visto- dijo.
-Charles, por favor, tengo que irme- dije tratando de soltarme
de él.
-Bueno, mañana nos vemos- dijo soltándome.
Me salí de su auto, voltee a verlo, me veía con una mirada
dulce, lo miré, no había cambiado en nada, su cabello seguía siendo negro,
lacio, su cuerpo era fuerte, justo como lo recordaba, sonrió y yo también.
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