martes, 9 de abril de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 19- La rosa, il fiore più bello.
-¿Hola?- contesté.
-¡Lyla! ¿Cómo estás?
-¿William? Oh por dios, ¿eres tú?
-Claro que soy yo, ¿ya te olvidaste de mí?
-Claro que no, estoy bien- suspiré- ¿y tú?
-De maravilla, este muchacho que me acompaña, Matt, es muy eficiente, espero que se quede conmigo todo el tiempo que estemos aquí- rio.
-Lo sé, es el mejor ayudante que he tenido.
-Sí, cuéntame, ¿cómo te va con el detective Croft?
-¿Con el detective? Ah, bien, ya sabes, resolvemos casos, nada fuera de lo común.
-¿No se llevan bien? ¿Pasa algo? Te noto muy rara.
-Todo está bien, él y yo nos llevamos bien también- reí- ¿qué avances han tenido?
-No muchos, solo supimos que un día la familia mafiosa comió en un restaurante muy cerca de nuestro hotel, por cierto Venecia es hermoso, espero que algún día vengamos tú y yo, ¿qué te parece?
-Me parece bien- suspiré- muy bien.
-No estás bien, conozco tus suspiros y sé que te pasa algo, cuéntame, ¿somos amigos, no?
Suspiré, unas lágrimas salieron de mis ojos.
-Estoy emocionada de que estés bien- dije- he estado muy preocupada por ti.
-No te preocupes por mí, yo se me cuidar, y Matt también, mejor preocúpate por tu trabajo, tus conferencias, nosotros estaremos bien.
Me sequé las lágrimas y sonreí.
-Te extraño, Will.
-¿Me acabas de decir Will? O no eres tú o de verdad me extrañas- rio.
-Claro que te extraño, el trabajo sin ti es- suspiré- muy pesado.
-Pronto volveré, solo tengo que recopilar más información o atraparlos y estaré allá, estas personas saben ocultarse.
-Son astutos, cuídate muy bien.
-Lo haré, y tú sigue igual de linda, aunque dudo que lo linda se te pueda quitar- rio- te llamo luego, adiós.
-Adiós- colgué.
Venecia, Italia, 22 de octubre, 15:40 hrs.
William estaba recostado en el sillón, tenía una mano sobre su frente y la otra la movía en el aire; Matt entró a la sala de la habitación y se sentó en el otro sillón.
-Oí que hablo por teléfono, ¿era la doctora Grey?- preguntó Matt.
-Sí, se alegró de hablar conmigo, ¿crees que sea un avance?- preguntó William.
-Vaya que lo es, usted se ha ganado un lugar en su corazón- sonrió.
-Espero que así sea cuando volvamos- William se levantó y se sentó.
-¿Está muy enamorado de la doctora Grey?- preguntó Matt.
-Más que eso, ella es la mujer perfecta, la mujer por la que vale la pena luchar- suspiró.
Matt bajó la cabeza y dio un suspiro profundo.
-Espero alguna vez enamorarme, así como usted, detective- dijo.
-Ya te dije que no me hables de usted- se levantó y se acercó a Matt- te confesé mi amor por Lyla, deja las formalidades- le dio un golpecito en el hombro.
-Lo siento, detective, perdón, William- dijo Matt, agitado.
William se enderezó y fue a mirar por la ventana, se quedó unos segundos mirando; las manos las tenía dentro de las bolsas de los pantalones.
-Bueno, es hora de ir de cacería- dijo mientras se daba la media vuelta- vamos muchacho.
Matt se levantó y caminó junto a él, ambos salieron de la habitación, la aseguraron y caminaron despacio y juntos por el pasillo hasta el elevador.
Ya estaba afuera del hotel, esperaban el bote que los llevaría, como saben, en Venecia uno puede moverse por los canales. Se acercaron al restaurante, el señor que dirigía el bote les pregunto si comerían ahí, William le dijo que no, que los llevara directo al parque.
-No podemos volver- dijo William- es demasiado caro.
-Entonces, ¿en dónde comeremos?- preguntó Matt.
-Ya veremos en dónde, el gobierno británico no nos manda mucho dinero- dijo William con un tono de queja.
Llegaron al parque, subieron por el muelle y caminaron.
-Ya sabes que hacer muchacho- dijo William.
Ambos se separaron, siempre lo hacían, observaban a la gente y si veían a alguien que pareciera mafioso lo seguían, algunos pocos en efecto eran mafiosos, pero no de la familia Millefiore, los demás eran simplemente gente adinerada que vestía muy bien.
Pasaron dos horas en el parque, ese día no se habían encontrado con ningún mafioso o adinerado, regresaron al muelle.
-Lo mafiosos se están cuidado muy bien, por eso es necesario que no sepan que somos de la policía- dijo William- también por eso pedí que el conductor de nuestro bote solo hablara italiano.
Matt rio, William observaba por la calles, pero solo encontraba más y más botes con gente a bordo, o con mercancía, o algunas otras cosas. Le pidió al conductor que los llevara a un restaurante de pizza.
Llegaron, bajaron al muelle y fueron directo adentro; pidieron mesa para dos y los llevaron a una mesa alejada, pequeña pero alumbrada. Ordenaron enseguida.
-Parece que nadie quiere ayudarnos- dijo William.
-¿Por qué?- preguntó Matt.
-Tengo un buen amigo aquí en Italia, le pedí que buscara la tienda donde se compraron los materiales para conservar viva la rosa, pero parece que no me quiere ayudar- sacó su celular.
Marcó un número y espero hasta que por fin le contestaron; William hablaba en italiano por lo que Matt no pudo entender nada de lo que dijo. Después de unos minutos William colgó.
-Me enviará por mensaje todo lo que ha averiguado- dijo.
-¿Entonces si quiere ayudarnos?- preguntó Matt.
-Sí, es un trabajo difícil, por eso tardo mucho. Espero que podamos encontrarlos pronto.
Terminaron de comer y se fueron directo al hotel; al entrar la recepcionista los llamó, ambos caminaron hacia ella.
-Lo abbiamo fatto per un paio d'ore- dijo la señorita mientras le daba un sobre.
-Grazie- respondió William y lo tomó.
Caminaron hacia el elevador y subieron hasta su piso, fueron por el pasillo hasta su habitación y entraron.
-¿Qué es eso?- preguntó Matt.
-No lo sé, vamos a abrirlo- dijo William.
Se sentaron en la sala y William comenzó a abrir el sobre, sacó una rosa que estaba adentro, la puso en la mesa y después saco una hoja, era una carta.
La leyó en voz baja, estaba escrita en italiano.
‘’ Spero che il vostro piacevole soggiorno a Venezia, questa città è tra le più belle del mondo.
Non credere che non abbiamo capito che ci stanno spiando, ci sono uomini in tutta Venezia, anche, non stupitevi se un dipendente della struttura è parte della nostra famiglia.
Stiamo lavorando, ma è anche il benvenuto a giocare William Nicholls.
Lyla Greet da me.
La regina della rosa’’.
Esto se traducía a:
‘’ Espero que su estancia en Venecia sea agradable, esta ciudad es de las más hermosas en el mundo.
No crea que no nos hemos dado cuenta de que nos estan espiando, tenemos hombres en toda Venecia, incluso, no se sorprenda si algún empleado del hotel es parte de nuestra familia.
Somos hábiles, pero usted también, bienvenido al juego William Nicholls.
Salude a Lyla de mi parte.
La reina de la rosa’’.
William bajo lentamente la carta, la expresión en su cara era igual a la de alguien que había visto alguna cosa horrible.
-¿Qué dice?- preguntó Matt.
William volteó a verlo, le tradujo la carta; Matt se puso pálido, su respiración se agito y abrió la boca.
-¿Qué haremos?- preguntó con miedo.
-No lo sé, no sé si sea seguro hablarle al detective Samuels y contarle- respondió William, atemorizado.
Se levantó y fue a la ventana, miró por unos segundos y después cerró las persianas, así mismo hizo con todas las ventanas, puso seguro en la puerta y regresó a la sala y sentó. Puso sus codos sobre sus rodillas y recargó su frente en sus manos, Matt lo miraba ansioso.
Después de unos minutos William se levantó, tomó su celular y marcó un número.
-Quisiera hablar con el detective Samuels- dijo.
Tomó el sobre y la carta y se fue a su dormitorio, ahí cerró la puerta y habló con el jefe. Después de haberle contado su hazaña sintió algo más en el sobre, lo abrió y lo sacó, eran fotografías, de Matt, del detective Samuels, del detective Croft, de Stephanie la nueva ayudante, de Christine y Pierre, de William y de Lyla.
William las miró con angustia, puso hasta arriba la fotografía de Lyla y la recorrió suavemente con sus dedos, colgó el teléfono y tomó la fotografía.
-Te juro que te voy a proteger, así tenga que dar mi vida- llevó la fotografía a su pecho y comenzó a llorar.

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