domingo, 24 de marzo de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 1- Notas de despedida.
1 de Marzo: se encontró el cuerpo de una joven de 17 años de edad en un basurero a las afueras de la ciudad, dejó escrita una nota que decía lo siguiente: ‘’Él me ama’’.
8 de Marzo: se encontró el cuerpo de una joven de 17 años de edad en un callejón al norte de la ciudad, dejó escrita una nota que decía lo siguiente: ‘’Aunque no lo parezca’’.
15 de Marzo: se encontró el cuerpo de una joven de 17 años de edad en un edificio abandonado en el centro de la ciudad, dejó escrita una nota que decía lo siguiente: ‘’Es muy dulce y solo quiere mi bien’’.
22 de Marzo: se encontró el cuerpo de una joven de 17 años de edad cerca de una terminal de autobuses, dejó escrita una nota que decía lo siguiente: ‘’Me cuida y me llena de caricias’’.
Analice cuatro cuerpos de jóvenes de 17 años de edad, la primera murió de asfixia, no presenta golpes ni agresión sexual; la segunda murió de asfixia, presenta golpes y algunas cortadas, no presenta agresión sexual; la tercera murió de asfixia, presenta golpes y cortadas que al poco tiempo fueron atendidas, no presenta agresión sexual; la cuarta y hasta ahora última murió de asfixia, presenta golpes, cortadas y agresión sexual. Las cuatro jóvenes tienen características similares, rubias, rasgos finos, delgadas y altas, sus cuerpos son muy livianos y sus pies y tobillos están desgastados por lo que puedo deducir que las cuatro eran bailarinas.
-Lyla acompáñame a mi oficina- dijo mi jefe al entrar sin avisar.
-Escribo el reporte de los cuerpos encontrados- dije.
-Ven ya- ordenó.
Salí detrás de él, no me quite la bata pero iba quitándome los guantes de latex, entramos a su oficina y me ofreció sentarme, me senté y lo miré.
-Aún me faltan cosas para terminar el reporte, ¿qué es tan importante?- pregunte molesta.
Enseguida entró un hombre, era alto, su cabello negro y rizado, vestía una gabardina que enseguida se quitó, debajo traía una camisa blanca, un pantalón de vestir negro y zapatos de vestir también negros.
-Will siéntate- dijo el jefe.
-Gracias- tomó asiento junto a mí, yo no lo miré.
-Will ella es la doctora Grey y será tu compañera- dijo el jefe.
-Mucho gusto doctora, soy William Nicholls- volteó a verme y estiró la mano.
-El detective Nicholls te ayudará de hoy en adelante- dijo el jefe mirándome.
-Mucho gusto- dije sin voltear a verlo y sin tomarle la mano.
William bajó la mano y se acomodó de nuevo en la silla.
-Será mejor que se pongan a trabajar- dijo el jefe.
Ambos nos levantamos de las sillas, el jefe me tomó del brazo y me acercó a él.
-Se amable con el detective Nicholls- me dijo en voz baja.
Voltee a verlo y me di la vuelta y salí de la oficina, el detective me siguió.
-Cuatro jóvenes muertas, ¿ha relacionado las muertes?- pregunto el detective.
-Sí, las cuatro murieron de asfixia- respondí.
Entramos al laboratorio donde estaban los cuatro cuerpos de las víctimas.
-Tienen la misma edad y las mismas características físicas- dije.
-¿Cuáles son?- pregunto.
-Tienen 17 años de edad y eran bailarinas- respondí.
-¿Cómo puedes saber eso?
-Fácil, sus tobillos son fuertes pero están desgastados, sus pies también están desgastados y su cuerpo es liviano, las cuatro pesaban entre los 50 y 55 kilos- suspiré.
William me miró por unos segundos, yo miraba los cuerpos tratando de deducir más cosas, rompí el silencio y lo miré.
-¿Qué pasa?- pregunte.
-Es increíble los que has deducido, ¿utilizaste una báscula para pesarlas?
-Si hubiera utilizado una báscula sabría los pesos exactos de las víctimas.
-Bueno- rio- eres buena.
-Hay que buscar si se reportó la desaparición de cuatro chicas que estudian danza- tomé los guantes y me los puse.
-Sí, claro, ya voy- me miró- ¿cuál es tu nombre?
No respondí, tome unas muestras que estaban en frascos y las coloqué en un recipiente, William al ver esto se dio la vuelta y se acercó a la puerta.
-Lyla- dije- Lyla Grey.
-Enseguida te traigo lo que encuentre- sonrió.
Salió del laboratorio, continué con mi análisis de muestras, eran de las víctimas y pude notar que las cuatro habían consumido un alto grado de alcohol, voltee a ver los cuerpos y los observé por unos minutos, me dije a mi misma si era lo que necesitaba, un nuevo compañero. Siempre estuve con Kate, vivíamos juntas, compartíamos cosas, secretos, pensamientos, amores; amores de ella claro, esa nunca fue mi área, me la viví tratando de ser alguien en la vida, estudié mucho para eso y solo conseguí una amiga con quien convivir. Voltee y vi las notas, las tomé y las observé detenidamente, como si las notas pudieran hablar y me pudieran decir que era lo que trataban de decir, las leí una y otra vez, pero todo seguía igual, no había rastro de huellas más que las de las víctimas. Caminé alrededor de los cuerpos tratando de conseguir respuestas, pero, mis pensamientos estaban confundidos, la llegada de un nuevo compañero me tenía distraída. Tardo media hora para que William regresara al laboratorio con una hoja, entró de repente.
-Aquí está, Michelle Anderson, 17 años de edad, estudia en la academia de danza de Londres, no volvió a casa después de sus clases por la tarde y sus padres lo reportaron- lo interrumpí.
-¿Cuándo fue eso?
-27 de Febrero, su última clase era a las 4 de la tarde pero eran las 10 de la noche y no había llegado, sus padres le llamaron pero el celular lo tenía apagado.
-Perfecto, ¿sólo ella?
-No, no, también esta Karen Smith, 17 años, estudia en la academia de danza de Londres, la misma historia pero ella desapareció una semana después que Michelle; Anne Brees, 17 años, estudia en el mismo lugar, la misma historia pero una semana después que Karen y por último Frida Henderson, la misma edad, estudia en el mismo lugar, la misma historia pero una semana después que Anne.
-Las encontraron dos días después de sus desapariciones, deben de ser ellas- tomé las fotografías que venían con las hojas que tenía en la mano William.
Las compare con las víctimas y efectivamente eran ellas.
-Son ellas, ¿le avisaron a los padres?- dije.
-No- respondió William.
-Bueno- me quité los guantes y la bata- vamos a decírselos.
Salimos del laboratorio y nos dirigimos a la salida.
-¿Tienes auto?- pregunte.
-Sí, vamos por el- respondió.
Fuimos directo hacia un auto negro de cuatro puertas, me abrió la puerta para que me subiera, cerró la puerta y se metió.
-¿Kate no tenía auto?- pregunto.
-Nunca lo acepto, prefería la bicicleta o caminar- respondí.
-Siento lo que pasó, la conocí en una capacitación, alegre y siempre sonriendo a pesar de las circunstancias, todos aprendimos algo de ella- suspiró.
Me quedé callada, sentía un nudo en la garganta y las lágrimas estaban a punto de salir, me contuve y miré hacia otro lado, William iba callado y el silencio dominó el momento.
Llegamos a la casa de los Anderson, William tocó la puerta y enseguida un señor de traje la abrió.
-¿Sí?- dijo.
-Buscamos al señor y a la señora Anderson, somos de la policía- dijo William.
-Pasen.
Entramos a la casa, una casa grande y muy arreglada, nos condujo hacia la sala, sillones amplios, una mesa grande pero de patas cortas estaba al centro, enfrente había una chimenea adornada  del mismo mármol que era del suelo, encima había un cuadro, pintado, el señor Anderson y la señora bajaron pronto.
-Oficiales es un gusto verlos aquí- dijo la señora.
-¿Traen noticias de mi hija?- pregunto el señor.
-Sí- contestó William- y me temo que no son buenas.
El rostro de ambos cambio de repente.
-¿Cuáles son?- pregunto el señor.
-Nos gustaría que fueran a la morgue a reconocer el cuerpo de su hija- respondí.
-¿Qué? ¿A la morgue? Eso significa que- la señora llevo sus manos hacia su boca.
-Hay un cadáver que tiene las características de su hija- respondí.
William me volteó a ver.
-¿Nos acompañan por favor?- dijo William.
Salimos de la casa y se subieron al auto de William, fuimos directo a la morgue donde ya había mandado los cuerpos. Los Anderson entraron conmigo y les mostré el cuerpo, un llanto amargo invadió a la señora, su esposo dejo escapar unas lágrimas, el cadáver aún no se descomponía pero no estaba en un excelente estado.
-Es nuestra hija, nuestra Mich- dijo el señor.
-Bien, por aquí, le haremos unas preguntas- los conduje a la puerta.
Fuimos a la oficina de William dónde los interrogamos.
-¿Notaron algún cambio en Michelle?- pregunto William.
-No, era una joven alegre, con amigas, dedicada a sus estudios- respondió el señor.
-Su sueño era ser bailarina, se esforzaba mucho en ello, era muy estricta consigo misma- agregó la señora.
-Sentimos su pérdida- dijo William.
-¿Podremos llevarnos su cuerpo?- pregunto el señor.
-No, aún lo necesitamos- respondí.
-¿Por qué detective?- pregunto la señora.
-Ella no es detective, es la doctora Grey, la forense que está a cargo del caso de su hija- respondió William.
-Necesitamos estudiar a fondo el caso, hay otros tres cadáveres que murieron de la misma forma que su hija- respondí.
-Disculpen ¿conocen a alguna de estas tres jóvenes?- William mostró las fotografías de las otras víctimas.
Los Anderson las analizaron con cuidado y después de unos segundos hablaron.
-Ella es Frida, era amiga de mi hija, ¿por qué lo pregunta?- respondió la señora.
-Es la cuarta víctima, la última que encontramos- respondió William.
-Oh no, no me diga eso, la señora Henderson debe de estar preocupada- dijo la señora.
-¿Podrían darnos la dirección de su casa?- pregunto William.
-Claro, ¿tiene un papel?
William le dio una hoja y una pluma, escribió la dirección.
-Aquí está- la entrego.
-¿Alguna otra pregunta?- pregunto el señor.
-No es todo- respondió William.
Los señores salieron de la oficina.
-Vamos a avisarles a los Henderson- dije.
Salimos de inmediato, llegamos a la casa y tocamos la puerta.
-¿Sí?- salió una señora.
-¿Se encuentra el señor o la señora Henderson? Somos de la policía- dijo William.
-Pasen, yo soy la señora Henderson.
Pasamos a la sala y nos sentamos, la casa era más pequeña que la de los Anderson pero igual de cuidada, ambas jóvenes eran de la clase alta.
-¿Su esposo no se encuentra?- pregunto William.
-Mi esposo murió hace 3 años, ¿vinieron a traerme noticias de mi hija?
-Sí, pero no son buenas- respondió William.
-El miércoles pasado avise a la policía, hoy es lunes y me traen noticias malas- dijo la señora con un tono molesto.
-Señora Henderson hay otras familias que han esperado casi un mes información de sus hijas- dije- necesitamos que vaya a la morgue a reconocer a su hija, un cadáver tiene las mismas características físicas de su hija.
La señora soltó el vaso que tenía en la mano, llevo sus manos a su cara y la cubrió.
-Por favor acompáñenos- William la tomó de los hombros y la llevo al auto, se subió y repetimos el mismo proceso que con los Anderson, la llevamos a la oficina y le hicimos preguntas.
-¿Hace cuánto murió?- preguntó.
-Su cuerpo fue encontrado el viernes que acaba de pasar en una terminal de autobuses, señora sentimos su pérdida- respondió William.
-¿Cómo murió?- preguntó.
William me volteó a ver.
-Se asfixio, al parecer con una almohada, presenta golpes, heridas y fue agredida sexualmente- respondí.
-Violada- un llanto la invadió por completo- primero mi esposo y ahora mi hija.
-Trabajamos para resolver el asesinato de su hija, hay otros tres cadáveres que- me interrumpió.
-No me importan los demás, me importa mi hija, resuelvan el caso y hagan pagar al que lo hizo, si no necesitan más de mi presencia hasta luego- se levantó y salió de la ofoficina.
-Bueno, nos faltan dos, vamos que no tenemos mucho tiempo- dijo William.
Los padres de Karen y Anne reconocieron a sus hijas, se portaron más discretos que la madre de Frida. Era de noche y me metí a mi laboratorio, analice las notas pero no obtuve nada, William entró de improviso al laboratorio.
-Ya me voy, ¿nos vamos juntos?- preguntó.
-Me quedaré, necesito descifrar el mensaje en las notas- respondí.
-Bueno como tú y Kate vivían juntas el jefe pensó que podría vivir contigo.
Solté las notas y voltee a verlo.
-¿Vivir conmigo? ¿No tienes casa?
-No, me fui 11 meses a Japón y vendí mi casa, pensé que no volvería- sonrió.
-Por tu sonrisa puedo notar que te emociona la idea de vivir conmigo.
-Somos compañeros, resolveremos mejor los casos juntos, así que toma esas notas, lo que necesites y vamos a ‘’nuestra’’ casa y te ayudo en lo que pueda.
Guarde las notas, me quite la bata y los guantes y salí detrás de él; nos subimos a su auto y fuimos directo a mi departamento.
-Qué bonito lugar, se la pasaban bien aquí ¿no?
Me quite la gabardina que traía puesta y me dirigí a mi habitación, William se sentó y dejó a un lado su maleta con sus cosas.
-¿Cuál era la habitación de Kate? Supongo que ahí me quedaré- dijo- o ¿Dormían juntas tú y Kate?
Salí de la habitación, me pare enfrente de él y lo miré.
-Al fondo de este pasillo esta la habitación de Kate, ahí te quedarás- dije.
-Bueno, gracias- tomó su maleta y caminó hacia la habitación- si quieres una noche podríamos dormir juntos- volteó a verme con una sonrisa.
Lo miré y desvíe mi mirada.
-Seguiré trabajando- dije.
Después de un rato apareció William en la sala.
-Aquí no hay laboratorio, no puedes trabajar- dijo.
Camino hacia mi habitación y entró.
-¡Oh! Tienes tu propio laboratorio, ¿en dónde duermes?
-En la sala, pero no es siempre, casi no duermo.
-¿Qué? Pero ¿por qué?
-Me gusta hacer experimentos, encontrar nuevas fórmulas, o, resolver asesinatos- saqué del microscopio una de las notas- este papel estuvo en la basura y todos son exactamente iguales.
-¿Y? ¿Eso nos ayuda en algo?- se acercó hacia mí.
-No.
Continué viendo el papel, pero no me daba más respuestas.
-Mañana iremos a la academia, ahí podríamos encontrar algo- dijo.
-Bien.
William se fue a dormir y yo continué observando el papel, después de un par de horas noté que las notas fueron escritas por las víctimas cuando estaban a punto de morir, lo que no encaja es el grado de alcohol que tenían, no pudieron escribir tan bien después de haber consumido una alta cantidad de alcohol.
Amaneció, William entró a mi habitación y me despertó, estaba recostada en mi escritorio.
-Buenos días, tenemos cita con la academia de danza- dijo.
-Bien, te advierto que no hagas eso- dije.
Sonrió y salió de mi habitación, me metí a bañar y me vestí enseguida, salí y había un termo en la mesa.
-Te preparé café, no tenemos tiempo de comer algo- dijo.
Tome el termo y salí detrás de él; llegamos a su auto y entramos de prisa, el camino fue corto hacia la academia. Llegamos y entramos de inmediato.
-Las jóvenes se parecen entre sí, si te das cuenta- dijo.
-Algunos tienen el cabello negro o son de piel más obscura que otras pero todas son igual de altas y delgadas- dije.
-Ustedes deben de ser los detectives que vendrían- dijo una señora acercándose a nosotros- soy la directora Collins de la academia de danza de Londres, ¿en qué puedo ayudarles?
-Directora venimos por el caso de asesinato de unas alumnas suyas- dijo William.
-Pasen a mi oficina, no quiero que mi escuela se entere de eso- dijo.
Pasamos a su oficina y nos sentamos.
-Esas muchachas, eran jóvenes, Frida era la mejor de la categoría, era popular y tenía muchas amigas y amigos- dijo.
-¿Cómo es que la conoce tan bien?- preguntó William.
-Me gusta conocer a las mejores de las categorías- respondió.
-¿Cuándo fue la última vez que vio a las jóvenes?
-A la amiga de Frida, Michelle, la vi el último miércoles que vino, sus clases terminaban a las 2 pero ella y Frida me pidieron que les prestara un salón para ensayar, irían otras tres jóvenes y así lo hice, salieron a las 4 pero ya no las vi.
-¿Después de la desaparición de Michelle siguieron ensayando?
-Sí, incluso cuando faltaban tres, Frida y la otra ensayaron solas el miércoles pasado.
-¿Cuál es el nombre de la otra joven?
-Clarissa, una joven muy dulce, últimamente se juntaba con ellas, pero siempre fue muy tímida.
-¿Dónde la podemos encontrar ahora?
-En el salón 23.
Salimos y nos dirigimos al salón 23, tocamos la puerta y pedimos hablar con Clarissa, ella salió, una joven de la misma edad que las víctimas, rubia, ojos azules, delgada y alta, ocultaba su cuerpo en una larga y ancha sudadera.
-¿Clarissa?- preguntó William.
-Sí, soy yo, ¿son policías?- preguntó.
-Sí y queremos hacerte unas preguntas- dijo William.
Se quedó cayada y bajo la cabeza.
-Ven, vamos a platicar- William la tomó de la mano.
Soltó la mano de William y bajo aún más la cabeza, era una chica muy tímida.
-¿Qué pasa? ¿Por qué no quiere hablar con nosotros?- preguntó William.
-Hablaré con la chica- dijo.
William volteó a verme y me sonrió, yo lo miré y me acerqué a ella.
-Vamos a hablar, solo tú y yo, ¿sí?- dije.
-Sí- respondió.
Me llevo a un lugar alejado, nos sentamos a solas y comenzó a hablar.
-No tengo nada que ver con las desapariciones de Frida y sus amigas, lo juro, a mí no me gusta estar aquí, mi madre me obliga estar aquí- dijo.
-Sabemos que no tienes nada que ver, pero tú eres la única del grupo de ellas que no ha desaparecido entonces tenemos que preguntarte algunas cosas- dije.
-Frida me dijo que me ayudaría a ser más sociable, pero, yo no quiero, no me gusta bailar, mi madre me obliga, no sé porque acepte estar con ellas.
-¿Para qué se reunían los miércoles?
-Frida nos enseñaba trucos para salir bien en los exámenes pero casi siempre terminaban hablando de hombres, eran vírgenes todas y yo también pero querían tener relaciones, yo no quiero, me da vergüenza hablar con chicos y más aún hacer esas cosas.
-La última vez que estuviste con Frida ¿de qué hablaron?
-Ensayamos, luego me platico que le gustaba un chico de la escuela, me dijo que no le dijera a nadie, ni a las otras chicas, porque ellas no eran sus amigas y harían lo posible para que el chico no le hiciera caso, no le diría a nadie aunque las demás estaban desaparecidas.
-¿Qué paso cuando salieron de la escuela?
-Salimos del salón y no había mucha gente, solo estaba el chico de la limpieza, siempre que salíamos él estaba ahí, luego fuimos a la salida y me dijo que se encontraría con el chico del que me hablo, me fui rápido a mi casa y no supe nada más de ella.
-¿Frida tenía enemigos?
-Sí, todas las chicas la odiaban, incluso sus amigas, yo no, Frida fue muy amable conmigo, me aceptaba tal y como era, no sé porque la odiaban, ella no les hacía nada.
-Bueno Clarissa tu amiga Frida está muerta y las otras chicas también, lo lamento mucho.
-¿Qué? ¿Y ahora qué haré? Era mi única amiga, me daba confianza en mí misma- unas lágrimas salieron de los ojos de Clarissa.
-Te entiendo, mi mejor amiga y única también murió, pero, aprendí que tenía que aprender a vivir sin ella y llevar a cabo todo lo que me proponía aunque ella me daba valor y confianza, Clarissa si sabes algo más o recuerdas algo más por favor avísame, cualquier cosa así sea pequeña, toma- le di mi tarjeta.
-Lo haré detective.
-Doctora, soy la doctora Lyla Grey- le sonreí.
Me levanté y fui directo hacia William, el me observaba.
-¿Qué paso?- preguntó.
-Dice que cuando salieron las dos solo estaba el conserje, que cuando salían siempre él estaba ahí.
-Hablemos con él.
Caminamos hacia la dirección, entramos, la directora estaba con un señor pero no le importó que interrumpiéramos.
-Directora Collins ¿dónde encontramos al conserje?- preguntó William.
-Debe estar en el cuarto de limpieza, ¿por qué?
-Gracias.
Salimos y fuimos directo al cuarto de limpieza, cuando nos acercábamos escuchamos su voz, le hablaba a alguien con una voz dulce.
-Eres perfecta para mí, yo te amo, siempre te amé, desde el primer día en que te vi- decía.
Entramos de prisa al cuarto, estaba preparando una mezcla y saltó en cuanto nos vio.
-¿Qué pasa? ¿Esa mezcla para qué es?- preguntó William apuntándolo con la pistola.
-No es nada, nada, ¿quiénes son?- dijo.
-Policías, nos acompañarás, te haremos unas preguntas, Lyla toma el frasco.
Tomé el frasco, voltee y tenía una almohada sobre un sillón, el sillón tenía una funda blanca con rastros de sangre, la tomé y la guarde como evidencia.
Lo llevamos al cuarto de interrogatorio.
-Patrick Stone, conserje de la academia de danza de Londres, 20 años, ¿qué nos puedes decir?- preguntó William.
-Nada, estudio química en las tardes- respondió.
-Haremos pruebas de tu mezcla, ¿conoces a estas chicas?- le mostró las fotografías.
-Hm- suspiró y sus ojos brillaron- no.
-Me parece que sí- dije.
William volteó a verme fijamente.
-Ese suspiró quiere decir que las conocías, tus ojos brillaron lo que indica que te gustaba verlas- dije firme.
-¿Qué? No, nunca las había visto- sonrió.
-¿Qué hiciste el miércoles entre las 4 y 5 de la tarde?- continuó William.
-Me iba a la universidad- respondió.
-Analizaré la mezcla y comparare la sangre en la tela- dije.
Entré a mi laboratorio y me apuré, analice de nuevo las notas y por fin encontré el mensaje oculto, le llamé de inmediato a William.
-Necesito algo bueno o tendré que dejarlo ir- dijo.
-Las notas, es un mensaje: ‘’Él me ama’’ Michelle murió solo por asfixia, ‘’Aunque no lo parezca’’ Karen murió de asfixia y tenía golpes y heridas, ‘’Es muy dulce y solo quiere mi bien’’ Anne tenía golpes y heridas que fueron atendidas, ‘’Me cuida y me hace caricias’’ Frida fue golpeada y violada, es un mensaje pero no está completo, es una frase de amor antigua ‘’Él me ama aunque no lo parezca, es muy dulce y solo quiere mi bien, me cuida y me hace caricias, finalmente me hace suya y crea conmigo una obra de arte’’ atacará de nuevo, seguirá el patrón, la siguiente es Clarissa.
William sacó su celular.
-Patrick Stone, el las mató, no lo dejen salir- dijo.
William se quedó sin hablar y colgó.
-¿Qué pasó?- pregunté.
-Lo dejaron libre por falta de pruebas, vamos por él.
Salimos de prisa y fuimos a la academia, entramos lo más rápido posible.
-¿Qué pasa detectives? No pueden estar entrando y saliendo así de mi academia, espantan a mis alumnos- dijo la directora.
-¿Dónde está Clarissa?- pregunté.
-En las regaderas, le tocó acondicionamiento físico- respondió.
Subimos a las regaderas pero no había nadie, las cosas de Clarissa estaban ahí pero ella no estaba, bajamos y fuimos al cuarto de limpieza, tampoco había nadie, fuimos hacia atrás de la escuela y ahí estaba el conserje encima de Clarissa, ella solo tenía una toalla puesta.
-¡Déjala!- gritó William apuntándolo con la pistola.
-Detective- se dio la vuelta- sabe, su compañera es muy lista, si las conocía y me encantaban, pero de la que me enamoré fue de ella, Clarissa, la más callada y reservada, y el en cuanto al mensaje también acertaron, leí novelas de amor para hacerla mía.
-Déjala o dispararé.
-Ya la dejé- sonrió.
William se acercó y le puso las esposas, yo fui por Clarissa, me quite el abrigo y se lo puse. Así fue como detuvimos a ese asesino en serie, las familias nos agradecieron y así terminó otro día de trabajo. William y yo llegamos al departamento.
-Eres buena, muy buen- dijo.
-¿Por qué lo dices?
-Nadie se hubiera dado cuenta, esos años de estudio sirvieron de algo- rio.
Lo miré fijamente, volteó a verme y sonrió.
-¿Podemos ser amigos doctora Grey?
-No me quedará de otra.
William sonrió y se fue a su habitación, yo hice lo mismo y dormí.

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