jueves, 28 de marzo de 2013

Un caso de amor.


Capítulo 5- El paciente enamorado.
-Aquí están los resultados que me pidió- dijo Matt.
-Gracias- respondí.                                                           
Tomé un bisturí y abrí el cadáver que tenía enfrente de mí, las hojas de los resultados estaban sobre la mesa, las tomé, leí unas cuantas palabras y las dejé, continué con la autopsia que me habían encargado. William entró apresurado.
-Lyla, mi doctora favorita- dijo sonriendo- ¿qué le haces a ese pobre hombre?- preguntó tras mirar el cadáver.
-Una autopsia, pero tranquilo, murió de causas naturales- respondí.
-Bueno, deja de jugar un rato y acompáñame.
-Tengo que terminar- me interrumpió.
-No, primero vienes conmigo- se acercó a mí y me tomó de los hombros- apareció algo que te va a gustar.
Salimos de la morgue y nos subimos a su auto; llegamos a una calle estrecha donde habían policías. Nos bajamos y nos acercamos.
-Una mujer, la encontró un vagabundo tirada en el suelo- dijo William.
Entramos a la escena del crimen, el cadáver estaba tirado sobre un bulto de basura, observé que los policías acosaban al vagabundo.
-William diles a tus amigos que dejen de molestar al señor- dije.
-¿Qué? Ya sabes que es de rutina hacer preguntas- dijo.
-Pero ellos no lo cuestionan, lo acosan- lo miré fijamente.
William se alejó y puso orden, analicé a la víctima.
-¿Y bien?- preguntó William.
-No tiene más de 6 horas que murió- respondí.
Cargaron el cadáver, se movió como si no tuviera esqueleto.
-Esperen- dije.
Toque las extremidades, el torso, si tenía esqueleto pero tenía múltiples fracturas, entre ellas el cráneo.
-Guárdenla con cuidado, sus huesos están fracturados y el cráneo esta estrellado, quiero que llegue a la morgue con el mismo número de fracturas- dije.
Guardaron con cuidado el cadáver y lo subieron a la camioneta con intenso cuidado, William me observó, yo miré el edificio que estaba cerca, era demasiado alto, definitivamente por ahí aventaron a la víctima.
-¿Ya tienes el nombre?- pregunté.
-No, no, enseguida lo busco, vamos de regreso- dijo William
Regresamos, la noche había entrado, eran alrededor de las 10. Entré a la morgue y Matt se levantó rápido de su silla.
-El cadáver ya llegó doctora- dijo.
-Perfecto, ven, te necesitaré para hacer la autopsia- dije.
Matt me siguió apresurado y emocionado, noté su sonrisa, la contenía bastante bien.
-¿Qué pasa?- pregunté.
-No es nada- dijo.
-Bueno, saca el cadáver, con cuidado, tiene múltiples fracturas y el cráneo se destrozó- dije.
Matt sacó con cuidado el cadáver, me puse la bata y los guantes, comencé a examinar, en efecto los huesos estaban fracturados, había sufrido una caída prolongada, la aventaron.
-¿Murió por la caída?- preguntó Matt.
-Sí- respondí- la abriremos.
Matt me pasó el bisturí, corte con cuidado la piel, enseguida los músculos y algunos órganos se desparramaron.
-¿Qué le pasó?- preguntó Matt.
-Al caer y entrar en contacto con el suelo sus huesos se fracturaron, sus órganos se dañaron, pero, algo me hace pensar que el cráneo ya estaba fracturado cuando cayó- respondí.
-O sea, ¿murió antes de haber caído?
-Sí.
William entró de improviso.
-Oh por dios, es peor de lo que imaginaba- dijo llevándose sus manos a su boca- me volveré vegetariano.
-¿Encontraste algo?- pregunté.
-Sí, Kelly Ryan, 32 años, médico general, trabajaba en el hospital regional, desapareció hace tres días- respondió- ¿qué le pasó?
-Cuando un cuerpo cae de una altura elevada tiende a esparcirse, los huesos se fracturan, los órganos explotan- me interrumpió.
-Está bien, está bien, ya entendí, ¿es la causa de la muerte?
-En teoría, necesitaré tiempo, tengo que abrir la cabeza, creo que la causa de la muerte viene de ahí.
-Bueno, podemos analizarlo en la casa, tengo hambre y sueño, además tu ayudante se ve cansado.
Voltee a ver a Matt, el me miró sorprendido.
-Me quedaré si me necesita- dijo.
-No, puedes irte, mañana continuamos- dije.
Matt se fue y William me observó, intentaba reconstruir el cuerpo.
-Vamos doctora misterio, necesitas descansar y comer algo- dijo William mientras me quitaba la bata- ella no se va a ir.
Voltee a verlo, nuestros rostros quedaron cerca, lo miré a los ojos, sus mejillas se sonrojaron y desvió la mirada.
-¿Nos vamos, doctora?- preguntó.
-Sí.
Tomé mis cosas y salimos juntos, hubo un silencio incómodo en el auto, no volteamos a vernos en ningún momento, hasta que llegamos a casa.
-La caída fue un accidente- dijo William mientras sacaba una botella de alcohol.
-¿Qué haría en la azotea una doctora desaparecida?
-Buen punto- destapó la botella y sirvió dos copas- toma.
Me dio una copa, la observé, él bebió un trago y tomó la botella y se sentó a mi lado.
-Nunca he tomado alcohol- dije.
-¿Nunca? ¿Qué hacías en la universidad entonces?
-Estudiar.
William rio, me miró y volvió a reír.
-Está bien, pruébalo.
Bebí un trago, sentí como el alcohol recorría mi garganta hasta llegar a mi estómago, sentí ardor, volví a hacerlo pero ahora de un trago largo me acabe la copa.
-Interesante sensación- dije.
-¿Interesante sensación?- se burló.
El tema se desvió, la botella quedó vacía y la madrugada estaba adelantada, podía sentir un cosquilleo en las yemas de los dedos, movía la cabeza despacio, sentía que todo en mi alrededor se movía o incluso que estaba temblando, William contaba una historia, no presté mucha atención, sonreía.
-Lyla, ¿alguna vez has tenido una pareja?- preguntó al fin.
-No, ¿para qué?
-Bueno, una pareja te hace feliz, te hace disfrutar, yo nunca lo he sentido, pues, nunca he tenido una pareja de verdad- rio.
-Mi carrera me hace feliz, mis libros me hacen feliz, los cadáveres me hacen feliz- reí.
-¿Te reíste? Pensé que ni con alcohol te reirías- soltó una carcajada- bueno, bueno, me alegra compartir este momento contigo- se acercó y me dio un beso en la mejilla- buenas noches.
William se levantó del sillón y fue directo a su habitación, me quedé inmóvil, el efecto del alcohol bajo, miré hacia el suelo y deje escapara una sonrisa.
Amaneció, no me fije en que momento me había quedado dormida.
-Lyla es tarde- dijo William apareciendo de repente.
-Lo sé- tomé mis cosas y abrí la puerta.
-Nos desvelamos demasiado- rio.
Baje la cabeza.
Llegamos al trabajo, cada quien fue a su edificio, Matt ya me tenía preparado mi café, en cuanto lo vi lo tomé.
-Pensé que la encontraría aquí en la mañana- dijo Matt.
-Tuve una larga noche, no estoy para nadie solo para el detective Nicholls- dije.
Continué analizando el cadáver, bebí tres tazas de café y decidí abrir la cabeza. El cráneo estaba en pedazos, varios incrustados en la piel, el cerebro estaba colapsado, noté una herida del lado derecho, la habían golpeado en la cabeza, esa era la causa de la muerte. William entró de prisa, el esposo de la víctima estaba en su oficina.
-Encontramos a su esposa, lamento decirle que ella está muerta- dijo William.
-La secuestraron- dijo conteniendo el llanto- no volvió a casa, le llamé pero nunca contesto, en la noche llamaron a mi casa, la voz era gruesa y no reconocible, me dijeron que la habían secuestrado y que pagara 500 mil libras.
-¿Le dijeron cuando tendría que pagar?- preguntó William.
-Sí, me dieron hasta ayer, me llamaron pero no conseguí todo el dinero, les pedí que me dieran más tiempo y cortaron la llamada, si tan solo hubiera sido más rápido- se tapó la cara con sus manos y comenzó a llorar.
-¿Cuánto dinero le faltaba?
-200 mil.
-¿Cómo consiguió el dinero?
-Estaba ahorrando para comprar una casa, solo tenía 300 mil, no supe cómo conseguir lo que faltaba, fue mi culpa- el llanto fue más doloroso.
-No fue su culpa, hizo lo que pudo, encontraremos a los secuestradores de su esposa- dijo William.
El señor se fue, destrozado, William suspiró.
-Vamos al hospital regional, alguien debe de saber algo- dijo.
Fuimos al hospital, los compañeros de trabajo se entristecieron.
-Era muy querida- dijo una compañera- no sé cómo lo va a tomar Billy.
-¿Billy? ¿Quién es?- preguntó William.
-Un paciente suyo, la quería mucho- respondió.
-¿Dónde está Billy?
-Hace mucho que no lo veo, la última vez que lo vi vino a ver a Kelly, después de eso ella se fue y fue cuando desapareció.
-¿Puede darnos la dirección de Billy, por favor?
La compañera fue rápido por el expediente, nos anotó la dirección y fuimos enseguida. Tocamos la puerta, nadie abría, después de unos segundos William tiró la puerta, entramos, William se quedó sorprendido, yo también. Había en las paredes fotografías de Kelly, muchas fotografías, nos acercamos al sillón y encontramos sangre, tome muestras y las guardé; William encontró debajo de la mesa un machete, el filo tenía sangre, tome otra muestra y la guardé, de pronto Billy entró en el departamento y nos apuntó con una pistola, William hizo lo mismo.
-¿Quiénes son? ¿Qué quieren?- preguntó.
-Explícanos ¿qué significa todo eso?- señaló las fotografías.
Billy soltó una risa, suspiro y vio las fotografías.
-Mi doctora, estoy enamorado de ella- rio.
William se acercó, golpeo sus manos y la pistola cayó, lo esposo y lo llevamos a interrogar. Yo fui al laboratorio a analizar las muestras de sangre.
-Fuiste la última persona que vio a Kelly, ¿qué paso?- preguntó William.
-Nada, me fui, luego ella salió, la tomé de la cintura y la lleve a mi casa- rio- todo lo hice por amor.
-¿Qué es todo?
Rio una vez más.
-Las doctoras son inteligentes, hermosas, son unas verdaderas mujeres, ¿o me equivoco?
-No sé qué quieras decir con eso, responde mi pregunta.
-Usted trabaja al lado de una doctora- rio- debe entenderme.
-No, no te entiendo.
La sangre encontrada en el departamento de Billy era de Kelly, las muestras coincidieron, fui rápido a la sala de interrogatorios, William salió de inmediato.
-¿Encontraste algo?
-Sí, la sangre en el machete y el sillón es de Kelly. Aquí las pruebas.
William le sacó la confesión a Billy, Billy accedió, su pasión era revivir el momento de la muerte de Kelly, reía, su risa era malévola y hacia que me estremeciera. Cuando salió de la sala me miró y me sonrió.
-Espero tener una cita con usted algún día- rio.
William le volteó la cabeza y me miró, yo, asustada le sonreí, William hizo lo mismo.
Fue cuando sentí un cariño especial por William, sentía que nunca había podido conocer a alguien como él, decidí abrirle las puertas y tenerlo siempre en cuenta.

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